Dejad que los cadáveres se bronceen

Gritar a los policías acalorados, en los momentos en que se afanan revisando las evidencias y recogiendo los despojos, que dejen que los cadáveres se bronceen puede resultarles una ofensa. Lo es, pero se aguantan. Así va esta novela entre la ironía, la sorna y el desparpajo. La violencia: La bala del 22 hizo un pequeño agujero en la tela. La detonación fue apenas más impresionante que el chasquido de un látigo. Una corneja protestó en el valle... Frase de entrada. No se por qué la tenía arrinconada en el estante de los pendientes muy retrasados. En el olvido. Me la estaba perdiendo. Habiendo leído anteriormente Un montón de huesos, confirmo ahora la calidad muy clásica del francés J.P. Manchette en esta su primera y ágil novela de los años setenta (1971), trabajada mano a mano con Jean Pierre Bastid, escritor y relizador también francés, nacido en 1937. Se considera que con esta obra los autores anunciaron el advenimiento de una revolución en las novela negra francesa...