De roedores
Ante la abulia de los gatos, los perros se organizaron en comandos discretos y dispersos para convertirse en los nuevos cazadores de ratas y ratones: ya están hartos de que los patrones los pongan a lavar los platos con sus cacas. ¡Quieren privatizar la seguridad colectiva! gritan iracundos y desorientados los ya muy famosos Envenenados del Alma: que mejor se instruya a los jóvenes gatos para que sepan hacer la chamba; que se compren ratoneras con cámaras; que el presupuesto se utilice menos en cosas mundanas y se destine a causas ciudadanas. El hecho práctico no es controversial aunque dispare al suelo las cabezas: nadie hace nada. Ni los perros ni los gatos. Nadie. Ahí siguen jodiendo las ratas. Primero los formularios, las autorizaciones y las reglas secundarias. O los comandos caninos se las tragan o seguirán regando cuacha. ¿Acaso los perros no? Contaminan igual. Apestan diferente. Peor con los perros. No hay solución, entonces. La cosa se agrava: se ha desatado una epi...