Venezuela 2024: duelo de estrategias
Si a alguien le interesaba en Venezuela que la elección presidencial del pasado 28 de julio resultara bien para seguir legitimado con su población y para que lo dejara bien colocado en la escena internacional, era al propio gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro. Se jugaba algo más adicional a conservar el poder.
Sin embargo, a pesar de que el régimen chavista tenía todas las ventajas a su favor para conseguirlo, el control de la elección y de sus resultados se le fue de las manos. Con ello se colocó en una condición cuestionable e incluso vulnerable,
El hecho de que institucionalmente el resultado haya sido a su favor al decretarse su triunfo en la última instancia judicial no cambia este diagnóstico.
¿Qué era lo que estaba en juego?
¿Por qué se le fue de las manos?
Para responder, pongámos contexto:
Después de las cuestionadas elecciones de 2018, cuando Nicolás Maduro se reeligió por primera vez, el gobierno norteamericano de Donald Trump le impuso al gobierno de Venezuela severas sanciones económicas, al mismo tiempo que la oposición venezolana desconoció las elecciones y proclamó el establecimiento de un gobierno paralelo encabezado por el parlamentario Juan Guaidó (fragmentó más a la sociedad venezolana, polarizó a muchos países y, al final, dejó con mal sabor de boca a medio mundo).
Entonces, las elecciones presidenciales de 2024 tenían que ser diferentes y, desde la visión del gobierno, ofrecían una oportunidad para sacarles provecho internacional para sacudirse la mala imágen y eliminar las sanciones.
Los prolegómenos fueron varias negociaciones entre el gobierno y la oposición (respaldada por loe Estados Unidos), durante 2021 y 2022 en México, sin haber alcanzado mayores acuerdos prácticos.
Fue hasta 2023, al acercarse el año electoral, que se activaron las negociaciones a otro nivel: directamente con el gobierno de los Estados Unidos. Solos, sin testigos ni intermediarios.
Las reuniones secretas se llevaron a cabo en Qatar y tuvieron como resultado un Memorando de Entendimiento firmado el 23 de agosto de 2023.
(Llama la atención que la búsqueda de un acuerdo x la democracia, entre dos repúblicas que a su manera la reivindican, se haya llevado a cabo en un país que lo gobierna una monarquía hereditaria. Asi es el mundo de paradójico).
Los puntos notables del acuerdo establecen que:
- Se deberán convocar a elecciones presidenciales en Venezuela en el primer cuatrimestre de 2024 para ser realizadas antes de terminar ese año.
- Se contará con certidumbre internacional mediante la observación calificada de las elecciones por parte de la Unión Europea, del Centro Carter y de grupo de expertos de la ONU.
- Los USA se comprometen a emitir, en lo inmediato a la firma de ese documento, las licencias que anula sanciones para inversión extranjera en Venezuela.
- Abrir la revisión de los casos de presos mutuos para proceder a su liberación.
De manera particular, vale la pena poner la atención en el apartado tercero del documento llamado Pasos Postelectorales lo que de por sí ya es peculiar) dado que precisa las intenciones de los dos países firmantes:
“Fase 3: Pasos postelectoralesTras la celebración de elecciones presidenciales y la toma de posesión del Presidente debidamente electo, Estados Unidos desbloquea los activos del gobierno venezolano actualmente congelados en los Estados Unidos. Ademas, Estados Unidos levanta todas las sanciones/designaciones basadas en la emergencia nacional respecto a Venezuela y revoca todas las Ordenes Ejecutiva basadas en la emergencia nacional declarada por Estados Unidos respecto a Venezuela así como la Orden Ejecutiva que declara dicha emergencia, de conformidad con la legislación de Estados Unidos; y los Participantes normalizan las relaciones diplomáticas y consulares."
Es notorio que la redacción del documento casi sugiere que los firmantes daban por hecho que el régimen chavista conseguiría su continuidad.
También se puede advertir que, para los Estados Unidos, en el trasfondo estaba el objetivo de detener y revertir el cuantioso éxodo de venezolanos que se ha expandido por el continente pero que ha tenido destino final al país norteamericano.
Por otro lado, recordemos que las sanciones vienen de la época de Trump y lograr su eliminación antes de las elecciones norteamericanas de noviembre próximo tenía para Venezuela un sentido de oportunidad e incluso de urgencia.
Todo dependía, entonces, de que el proceso electoral saliera bien y fuera aceptable para todos, incluída la oposición venezolana.
Con esos compromisos asegurados fue entonces posible que se procediera a establecer compromisos directos entre el gobierno chavista y la oposición, representada ésta, desde las pláticas en México, por la Plataforma Unitaria.
El 17 de octubre de 2023 se signaron los acuerdos de Barbados, donde se ratifica que los comicios habrían de realizarse durante el segundo semestre de 2024 (sin precisar fecha aún). Se conviene contar con la observación calificada de la Unión Europea, del Centro Carter, del grupo de expertos de la ONU y de otros como la comunidad africana.
El escenario estaba listo para que cada parte echara a andar su propia estrategia y así sucedió:
El 22 de octubre la oposición llevó a cabo sus elecciones primarias para determinar quien sería su candidato presidencial (este será un momento clave que será determinante para los hechos posteriores).
El 26 de octubre el gobierno realizó un gran evento en Caracas con el sector empresarial y la clase política en pleno para la Ratificación de los Acuerdos de Barbados. Con ello dejó en claro la prioridad de la tarea electoral y significó el banderazo para poner en acción a toda la maquinaria del poder del chavismo.
En el papel, el régimen tenía todo en sus manos para ganar la elección con amplitud y sin cuestionamientos dado que controla todos los instrumentos institucionales, políticos y económicos. Los Poderes del Estado. Todos, porque 25 años de chavismo no han pasado en vano:
El gobierno cuenta con una base social de apoyo labrada a lo largo de 25 años expresada en el aparato de la burocracia estatal, soportada con las políticas asistenciales de apoyo social, con la organización territorial, con una muy probada capacidad de movilización política, etc. El Poder Popular.
Tiene el control del Poder Ejecutivo con todo sus recursos a disposición. El presidente Maduro a reelección y puede hacerlo sin salir del cargo.
Las fuerzas armadas y todas las fuerzas del Poder Militar-Policial, -como le gusta reiterar al presidente Maduro-, están alineadas bajo sus órdenes.
El Poder Legislativo responde de manera unánime a las directrices del proyecto oficial.
Por su parte, con sus resoluciones siempre favorables al régimen, el Poder Judicial, incluído el TribunalSupremo de la Nación, ha dado sobradas muestras de subordinación frente a los otros poderes.
El gobierno influye absolutamente en el árbitro de la competencia electoral, el Consejo Nacional Electoral, que constitucionalmente está reconocido como el Poder Electoral.
Por lo demás, el régimen vigila y determina los contenidos de los medios de comunicación, de difusión y de información para influir sobre la opinión pública a nivel nacional. Los que no se han alineado, han sufrido las consecuencias.
Eso en cuanto a las Instituciones y los Poderes…
Además apretó los procedimientos para inducir a su favor los términos de la competencia:
- Determinó la fecha de la elección para el 28 de julio, nada casual, día de nacimiento del comandante Hugo Chávez (con toda la carga simbólica que ello significa).
- Se le otorgó inscripción a un total de 10 candidatos presidenciales, abanderados por 38 partidos políticos distintos.
- El candidato oficial, nicolás maduro estuvo respaldado por 13 de esos partidos. La dispersión de los otros 9 aspirantes apuntaba para un voto opositor muy fragmentado.
- Eligió contra quien competir: mediante vetos y sanciones impidió participaciones y le puso nombre y apellido a quien sería su contrincante: Edmundo González Urrutia.
De hecho, el candidato de la plataforma unitaria, solo pudo ser inscrito gracias a una prórroga de 12 horas otorgada una vez que se había vencido la fecha oficial del 25 de marzo.
El régimen no los podía dejar fuera dado que eran los firmantes contraparte del acuerdo internacional y mostraron fuerza social en las primarias del 22 de octubre.
- Se emitió una plantilla o boleta de votación muy peculiar (por decir lo menos) notoriamente inducida hacia el oficialismo.
- Se dieron solamente 21 días para realizar toda la campaña electoral nacional, del 4 al 25 de julio.
- Se apretaron las condiciones prácticas de la contienda ejerciendo presión oficial y oficiosa para impedir las facilidades y los respaldos a la oposición en medios de comunicación, de transporte y de servicios.
De tal manera que a los ojos de observadores y especialistas, propios y extraños, la estrategia oficial se estructuró levantando un reto que sería imposible de superar por la oposición.
Solo por poner un ejemplo: el politólogo y profesor titular de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Benigno Alarcón, le aseguró a la agencia AP (publicado por Los Angeles Times):
“Una cosa está muy clara y es que esta elección está construída, está diseñada para que el gobierno pueda minimizar los riesgos de perderla. Ésta es una elección montada para que Maduro sea el único que tiene capacidad competitiva”
Se puede deducir, por lo tanto, que esa misma percepción había desde el régimen.
Los acuerdos internacionales estaban amarrados y los hilos internos bien sujetados.
¿Qué podía salir mal?
Sin embargo, algo salió mal…
Todo indica que, a pesar de todo el despliegue, al poder le faltaron los votos suficientes.
Los síntomas de que las cosas no le iban bien los dejó ver el chavismo desde los días previos pero sobre todo en la tarde y la noche del mismo día de la elección:
No se dejó ingresar al país a observadores internacionales invitados por la oposición.
La instalación de algunos centros de votación fue accidentada.
Antes de concluir la jornada se impidió la permanencia en los centros de votación de testigos acreditados por la oposición.
A los testigos opositores no les entregaron actas del escrutinio.
Difundieron imágenes que les resultaban comprometedoras y ofrecieron resultados atropellados e increíbles: como el sorprendente cuadro de resultados que sumaba un total superior al 130% de votos, emitido al mundo por la cadena oficial Tele Sur.
Decretaron el triunfo oficial de Maduro de manera precipitada.
No mostraron (y por lo que se ve ya no se mostrarán) las actas de votación.
Así, lo que pintaba para ser la ratificación continuada, reconocida y legitimada del chavismo repentinamente se transformó en una batalla inesperada, confusa y desesperada por su permanencia en el poder.
¿Qué podemos decir de lo que parecen haber sido las fallas de una estrategia que lucía impecable e invencible?
1. El chavismo nunca estuvo preparado para perder.
La derrota era una opción que no tuvo cabida en sus planes, porque simplemente no había razones para ello.
Es mas…
Ni siquiera se consideró la posibilidad de que alguien tuviera la capacidad de poner en cuestión la veracidad de los resultados oficiales que habrían de emitirse, esto es, la veracidad de su triunfo.
En esa condición mental y anímica fueron sorprendidos por los acontecimientos y eso puede explicar las reacciones y las acciones tan accidentadas (algunas incongruentes) que el régimen tuvo a partir de la misma noche del 28 de julio.
2. El gobierno perdió la sensibilidad frente al cansancio social.
Su punto de partida fue suponer que la condición, el ánimo y la disposición de las personas se mantenía inalterable sin cambios significativos en los últimos años, lo cual orilló a un cálculo político equivocado.
La sorpresa fue que faltaron los votos suficientes.
La situación económica ha tenido mucho que ver, pero no ha sido solamente so. Las privaciones se han prolongado a lo largo de los años, por lo que las causas del cambio no han sido solo la pobreza muy extendida entre la población, el deterioro del nivel y de la calidad de vida, la estratosférica inflación, dolarización de hecho en las calles y los mercados.
El cambio del ánimo social terminó siendo catalizado por los efectos de la migración masiva, no deseada y dolorosa a la que se vió empujada casi una cuarta parte de la población. En las bolsas y las mochilas de los caminantes se dispersó el poder popular cruzando las fronteras.
Sin embargo, la masiva migración se vió desde el régimen más como un arma de negociación con los Estados Unidos; como una fuente de ingresos para los pobladores que se quedaron -por las remesas-, y como un factor de despresurización de las tensiones sociales internas, y no se consideró como un posible problema (en este caso electoral) para el grupo en el poder.
No alcanzó a ver que la migración tan extensiva, indeseable y complicada para la mayoría de los venezolanos ha sido individual y socialmente muy dolorosa, porque a las personas se le ha roto la unidad básica de protección y refugio en tiempos de incertidumbre:
La gente de repente se quedó sin su país (su territorio, su terruño, sin su espacio vital) y sin su familia. Algo muy íntimo y preciado se rompió para quienes se fueron paro también para quienes se quedaron.
Desde luego que eso le sucede a cualquiera que migra en condiciones difíciles, pero en épocas como la actual, donde se pierden muchas referencias y puntos de soporte emocionales, morales y de identidad, debido a los cambios acelerados que son incomprensibles y que generan angustias, frases como “quiero regresar” o “quiero que me los regresen” adquieren un poder para mover voluntades que va más allá de su significado literal.
Y empieza a ser evidente que en Venezuela esa ruptura social tuvo un efecto político y electoral que dejó atrás las lealtades a los liderazgos y a los compromisos que se habían generado en 25 años.
A estas alturas, en algunas cabezas del chavismo se debe estar registrando y revisando el significado de esos hechos, porque posiblemente quieren decir que el bono de autoridad social heredado por Chávez, en la persona de Nicolas Maduro, ha dado muestras de haberse agotado.
Hasta este momento el chavismo ha sabido mantenerse muy cohesionado en su interior, actuando coordinado para conservar el poder. Pero, seguramente la sacudida que les ha dado esta elección tendrá consecuencias internas en el futuro próximo.
Existió un chavismo con la presencia de Chávez, hasta ahora ha sobrevivido un chavismo con casi-Chávez, pero es muy probable que a partir de esta elección Venezuela esté por entrar a una etapa del chavismo sin Chávez.
Es muy probable que, una vez que se le de vuelta definitiva al proceso electoral y se considere cerrado y superado, empiecen a suceder reacomodos significativos al interior del chavismo.
A lo mejor no es visible al principio… o tal vez sí. Ya sabremos.
3. El régimen menospreció a la oposición.
Perdió los reflejos para detectar los ajustes que se fueron dando en la capacidad política, estratégica, operativa y organizativa de la oposición.
Desde luego, la referencia es a la oposición que presenta contraste y le da pelea electoral al poder, organizada en torno a la Plataforma Unitaria.
Esta oposición puso al régimen en la mesa y lo hizo que la reconociera como interlocutora legitima.
- Realizó elecciones primarias muy exitosas y a partir de eso pulsó mejor que el régimen, el ánimo y la circunstancia de la sociedad venezolana. Sintieron que era su oportunidad.
Hay que decir que, por la participación masiva en esas primarias, el régimen olfateó la amenaza pero no la pudo dimensionar en toda su amplitud. Por ejemplo, no le dio crédito y descalificó a los resultados difundidos por los organizadores, pero creyó que los podría neutralizar eliminando a su resultado, es decir, no aceptando el registro de la candidatura de quien había surgido abrumadoramente ganadora del proceso: María Corina Machado (y posteriormente a Corina Yoris).
El gobierno argumentó injerencia extranjera y empezó a poner en duda mantener vigentes los acuerdos de Barbados. Fue entonces que se decidió cancelar la invitación para la Unión Europea.
- Diagnosticó los puntos críticos para la elección. Sacó las conclusiones de la experiencia sobre la importancia de comprobar la veracidad de los resultados por vía propia (ganando o perdiendo).
- Preparó a la cantidad necesaria de testigos electorales para cumplir esencialmente con esa tarea: obtener las actas del escrutinio.
La oposición refiere que en su operativo pudo recuperar más del 80% de las actas a pesar de los obstáculos que tuvieron. De ser así, ello también puede ser muestra de grietas en los controles del gobierno.
¿Las consiguieron con los militares, como han dicho? ¿Con los funcionarios de los centros de votación? ¿Y/o también con los testigos de los otros partidos?
- Tuvo la capacidad técnica y operativa para presentar públicamente, muy rápido y de manera creíble los resultados en sus manos.
Resignificó el valor de las pruebas, el poder político que se adquiere al contar con la posibilidad de probar, por vía propia, la veracidad de los resultados. Se gane o se pierda. (Como se ha mencionado, eso no estaba en los cálculos del régimen).
4. Es probable que el propio sistema electrónico de votación, la tecnología usada, haya jugado en su contra.
Venezuela ha presumido de contar con un sistema tecnologizado para las votaciones, confiable e inviolable, y si eso es así, hasta el mismo régimen quedó atrapado en su propia seguridad.
La suposición es razonable porque, a pesar de que se dijo que el sistema fue alterado por parte de la oposición para mostrar resultados falsos (con misteriosas ayudas internacionales) o, al revés, se llegó a suponer que el régimen estuvo ganando tiempo para presentar posteriormente actas con resultados modificados a su favor, ninguna de las dos cosas se ha podido demostrar.
La oposición mostró sus actas y el gobierno decidió guardar las suyas y proceder por vía judicial.
Ese es el punto crítico del litigio y la causa de que se desvanezcan las posibilidades de algún acuerdo o de que se sostengan los anteriormente tomados.
En conclusión:
En el duelo de estrategias, relativo exclusivamente a la elección, el pulso fue ganado por la oposición y con ello le echó a perder los planes estratégicos al chavismo con relación a Estados Unidos y, además, lo exhibe como un régimen de democracia dudosa por negarse a exhibir claramente las evidencias de los resultados.
No estaba en los planes del grupo gobernante que la elección saliera mal. Tampoco estaba que las perdiera y entregar el poder.
Una cosa es jugar a la democracia para legitimar el poder y otra muy distinta es aceptar perder el poder por la vía democrática.
Eso no significa que, automáticamente, el régimen vaya a caer o esté en riesgo. Deja ver solamente que las elecciones no son el campo de batalla suficiente para derrotarlo.
El chavismo utilizó las herramientas institucionales a su alcance decretando su triunfo por la vía judicial a la vez del ejercicio selectivo de la fuerza pública en las calles para disuadir la movilización social que, por el momento, está contenida a protestas asimilables. Esto demuestra, a quien le interese saberlo, lo importante que es para un régimen centralista y prolongado, alinear tras de sí a todos las instituciones del Estado y a los poderes formales e informales.
La presión internacional que se ha manifestado crítica con el régimen tiene frente a sí, nuevamente, un reto conocido que bien podríamos llamar el Síndrome Guaidó. ¿Van a reconocer a un régimen paralelo al chavista como ya sucedió en 2019? No sirvió para nada, por lo que se poco probable.
El chavismo cuenta con poderosos aliados tradicionales en el mundo, mismos que le han ratificado el respaldo desde el primer momento: China, Rusia e Irán notablemente.
A pesar de todo lo anterior, tampoco debe suponerse que las cosas habrán de regresar al punto de partida y seguirán siendo iguales. Por lo que anteriormente hemos revisado el régimen ha sido tocado en una de sus venas más sensibles: su base social; el poder popular.
Veremos si deja que se le siga desangrando (eventualmente con un incremento descontrolado de la migración y la situación económica) o si es capaz de rehabilitarlo sobre la base de una nueva terapia: el chavismo sin Chávez.
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