AMLO no estará en las boletas
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Un llamado caído al vacío |
Hay quienes ya ven a Andrés Manuel López Obrador sentado en la presidencial. Basados en los tenues datos
electorales recientes, que no dan tendencia, se aventuran a suponerlo
incontenible hacia Los Pinos, con dos años de distancia.
Me parece prematuro.
Lo mismo se llegó a decir de Cuauhtémoc Cárdenas y del propio AMLO en los
largos previos de otras elecciones. En el "ya merito" de la
izquierda", fraudes documentados de por medio, terminó por ser el PAN el
que rompiera el monopolio del PRI. Cambio asimilado por un sistema que en
esencia sigue siendo el mismo. El gran acontecimiento inédito, impensable para
las generaciones previas, quedó en un inocuo lavado de cara.
Con todo y todo, se
vale especular. La observación de los acontecimientos políticos incluye la
posibilidad de encontrar reglas en el comportamiento de los "actores"
o patrones en los hechos que den indicios para prevenir, cuando de predecir, lo
que habrá de suceder en el futuro para un acontecimiento determinado; la
elección presidencial por ejemplo. Con sistematización académica a ese
ejercicio de especulación se le ha llamado Teoría de Escenarios, una suerte de
menú de opciones con base en criterios metodológicos que incluyen encuestas y
tendencias de resultados. Alguno de ellos le atina; pero no siempre: a nadie se le ocurrió incluir entre sus escenarios que El candidato priísta Luis Donaldo Colosio sería asesinado en 1994. A partir de entonces se empezó a escribir una historia que no había sido pensada.
Le entro, entonces,
a la especulación con un supuesto base: AMLO no llegará a las boletas
electorales en el 2018. En los próximos meses estará sujeto a un nivel de
desgaste personal fundado en que Morena no es nada sin su líder único.
Razones
para suponerlo: el contexto internacional es desfavorable para las izquierdas.
La troika del Pacto por México se mantiene de facto y su avance reciente no
solo incomoda sino que estorba. Para PRI, PAN y PRD no hay más cabida. La
salida a una eventual crisis política provocada por el deterioro del gobierno
del PRI sería resuelta en el marco de ese acuerdo, con mucho que el conflicto
entre sus partes parezca muy accidentado. El PAN podría prepararse para un cómodo regreso.
Como tantos más AMLO advierte de la
descomposición social nacional y llama al gobierno a generar un nuevo acuerdo
nacional que dio por llamar "gobierno de transición" (aunque debiera
ser más bien de Salvación Nacional). Recibió por respuesta el silencioso
desprecio absoluto. Hasta hoy nadie de los posibles interlocutores, especialmente el Gobierno de la República, se ha molestado en hacer la más mínima referencia al mensaje lanzado en la masiva movilización silenciosa del pasado 26 de junio en la Ciudad de México. Silencio frente al silencio. Sorprende pero en este caso el mutismo también grita.
Tendrá que jugar con sus propias cartas, que es decir solo
y únicamente con él mismo. Porque, además, así lo ha querido: no hay memoria de antes de él, nadie a la altura de él, nadie después de él. Demasiado
vulnerable para que aguante topar con pared.
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