¿Y ahora?
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Los publicistas de
los grandes medios junto con los mercaderes de la política ya tienen su
desarreglo para resolver.
Las mediciones del
consumo dicen que los mexicanos nos llevamos los laureles mundiales en el gusto
pagado por los productos chatarra. Frituras embolsadas con aire y aguas
azucaradas embotelladas, por ejemplo. Gobernantes también.
El resultado más
acabado que lograron poner en el gusto del público lo colocaron en Los Pinos.
Hasta ahí todo iba bien. Pensaron que con unos buenos asesores experimentados y
un equipo de trabajo eficiente haciendo su chamba se podía demostrar que el estadista
no se hace, sino lo hacen.
Con lo que no
contaron es que para calzar los mismos zapatos se necesita el mismo tamaño de
pies. Pequeño detalle. Todos los tropezones posteriores no los ha podido evitar
el ventrílocuo, quienes sean que se asuman como tal.
La puntilla en la
nuca del atolondrado tiene cara de mujer. Hillary Clinton no acepta la
invitación a venir. No tiene para que. Era bola cantada. Aquí mismo lo dije. La
chamba que le interesa ya se la hicieron gratis y no tiene ninguna necesidad de
venir a sobarle el ego a los mexicanos y mucho menos a sobarle el moretón al
anfitrión. Tan buena idea que era.
Les falló el
experimento en el largo plazo. De por sí ya habían puesto al país en
condiciones de sobrepeso y con altos índices de diabetes; ahora está al borde
del infarto. Un tercio de período gubernamental parece poco, pero es mucho
tiempo para librar estas condiciones de incertidumbre y falta de autoridad.
¿Se van a hacer
cargo? ¿Con quién?
Ya se habrán dado
cuenta que el producto prefabricado se agotó. Ya no sirve. Cualquier cosa que
haga será usada en su contra y para peor, parece metido en el torbellino
descontrolado de hacer las cosas mal. Cualquiera. El paraguas con el que le
tapaban el chubasco se llama Pacto (formalmente "por México",
virtualmente de impunidad). ¿Sirve ahora
para el vendaval? Todo indica que en primera instancia estarían buscando que la
solución salga de ahí, sin mayores turbulencias. Pero no dan con bola. A nadie
se le ve cara de que quiera hacerse cargo; mucho menos de que pueda con el paquete.
AMLO sugirió hace
unas semanas transitar el último tercio del período con un gobierno de
transición pactada, sin mover la ficha principal. Nadie le hizo caso. En vez de
sostenerse en esa propuesta -y en todo caso endurecerla ante la necesidad de un
relevo anticipado para dar estabilidad al Estado- dejó fluir su desesperación
para que desde "la mafia del poder" lo volteen a ver con buenos ojos
y se puso a repartirles indulgencias que no le pidieron. Se deslavó. Se abarató. Perdió
punch. Todo indica que en el futuro inmediato se va a disolver a la par de su alter ego.
¿Y ahora?
Algunos le piden al
Presidente que se sacuda y dé un golpe de timón que lo reivindique frente a la
población cada vez más enojada. El guapo de la popularidad televisiva se
transformó, después de unos cuantos capítulos, en el mandatario más impopular
de la historia moderna. El asunto es que tampoco le veo la fuerza, la voluntad
y la capacidad para resolver el brete en el que solito se puso.
¿Lo van a soltar o
lo van a recubrir con costosos actos mediáticos y acontecimientos distractores?
Ni la muerte del amado Juan Gabriel le sirvió para eso. Simultáneamente se
metió en la bronca de Trump innecesariamente.
Se vale vaticinar
(los politólogos le llaman Prospectiva Política):
Mientras el pueblo
aguante se va a reacomodar todo en el marco del Pacto.
Se apretarán los jaloneos para que eventualmente se mueva fichas del gabinete y
se redistribuyan los privilegios entre los partidos y grupos de poder
participantes, pero nada más. Mientras el pueblo aguante. Le bajarán el nivel a
las iniciativas de Peña Nieto poniéndolo bajo control y en actividades públicas
alegóricas muy mediáticas que no le signifiquen problemas de manejo ni lo
expongan al ridículo. Eso sí: seguirá siendo el pagano responsable de todo lo
malo que le pasa a la gente como los gasolinazos, la alta corrupción, la
inseguridad y cosas de esas.
Por vía paralela se
estará preparando el relevo sexenal y la atención del público se irá orientando
(en cuanto a la política se refiere) hacia la disputa por la candidatura
presidencial de los partidos. Van a tratar de que te olvides de quien está y
empieces a interesarte por el que viene. ¿Será mujer?.
Veremos
intensificados los dimes y diretes entre los precandidatos de un color y otro.
Balbuceos polémicos con AMLO y sus ocurrencias, que en esta etapa será útil y
necesario como para-rayos de los sectores más encrespados con el sistema.
Después será desechable.
El experimento de
los publicistas y los mercaderes ha sido un total fracaso. Pero como, mientras
dura, es negocio que ayuda a los mejores negocios, no tengas la menor duda de
que ya estarán preparando el siguiente con sus ajustes. Mientras el pueblo aguante.
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