Pulpito robado
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Composición propia con imágenes de internet |
- Los pendejos siempre tienen descuento para que puedan
llegar por el libramiento my friend, pero en este entierro no tengo
vela.
- Te haces el wey. Son los gemelos lelos a los que indujiste
a delinquir. Lelos y salados. Iban a empezar sus acciones como huachicoleros
justo en el momento en que se desbarató el negocio. Para compensar se pusieron
a robar iglesias. La gente del pueblo está encabronada. Los acusan de ser tus
hijos.
-¿Hijos
de la mala vida o hijos del averno? Míos, no.
- Deja de
hacerte el Brozo que no te queda.
- No te lleves pesado porque te puede pesar. Para empezar,
el negocio del huachicol no está desbaratado, ¿quién dice eso? Únicamente pasa
por una etapa de espera y de reorganización. Cuando las autoridades se vuelvan
a poner a modo y los periodistas se callen la boca todo volverá a la
normalidad. Y de corrido, te insisto que ese par de mensos no son de mi
familia. ¿De qué los acusan?
- Son señalamientos con evidencias. Los agarraron bien
dormidos en el patio de su casa, al amanecer, después de atracar en las dos
iglesias más importantes del pueblo; esas que ya hasta tienen cámaras de video
para vigilar a las feligreses. Aparentemente a los padrecitos les gustan las
más jóvenes, claro está, pero el otro día en, una borrachera, uno de los
sacristanes soltó que en realidad a quienes observan son a los niños en el
catecismo de los sábados. Esos que se preparan para la Primera Comunión.
-Déjate de chismes insignificantes. ¡Al tema!
-Pues que los vecinos dicen que ahora los hijos de Satanás
no se conforman con dedicarse a robar el combustible de la nación o con
secuestrar y prostituir jovencitas, sino que les ha dado por sebar su maldad en
las casas santas y, peor aún, los desvergonzados se atreven a hacerlo aquí
mismo, en la comunidad.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? Entre Satanás y Satán
hay un as de diferencia y cada quien tiene su acento descolocado. No es para
confundirse, se los he dicho millones de veces: aquel es el perverso; yo
solamente el malo.
- El perverso no roba iglesias; las destruye. Así que todo
tiene el sello de estar hecho por tus instrucciones.
-¡Con un demonio! Dime de una vez de qué diablos hablas.
-De ti
Satán.
-Sigue
jugando y te jalo las patas aquí mismo. Contesta:
¿que se robaron?
-Los púlpitos de las dos iglesias.
-¿Los queee?
-Los púlpitos. Son los estrados esos en los que los
sacerdotes se suben para dar su sermón y…
-Si, si, si. Sé perfectamente lo que son; pero no entiendo…
-Nadie entiende.
-“Nadie” me suena a colectividad. ¿Quién lo sabe?
-Se corrió la voz.
-Las nuevas generaciones no se conforman con las limosnas y
los relicarios. ¿Para qué quieren un par de idiotas esos armatostes? Debió costarles
trabajo desmontarlos.
-Le metieron soplete y serrucho. El armazón de soporte es
metálico y la estructura de madera. Deben haber trabajado toda la noche. ¿Te
imaginas si fueran de cemento? jaja. Jalaron con ellos hasta el patio de su
casa. Ahí amanecieron los cuatro. Los tarados seguían dormidos cuando llegaron
los párrocos con la policía.
-¿Cómo supieron de ellos?
-Hicieron mucho ruido en el traslado. Parece que una se les
cayó de la camioneta a medio camino y la arrastraron un tramo. Aquello debió
estar de risa. Desde luego que algunos vecinos supusieron que algo raro sucedía
y ya te imaginarás lo siguiente cuando llegaron las beatas para la primera misa
de la mañana. ¡Para amanecer en domingo!
-Todas
las cosas importantes suceden en domingo.
-Satán,
¿por qué lo hiciste? Te has burlado vilmente de ese par de miserables. Los
expusiste demasiado.
-¡Que
yo no hice nada, chingao! Me estás haciendo enojar y ya te dije que eso no te
conviene.
-Es
que esos muchachos no harían nada así sin tu consentimiento. Algo les dijiste.
Algo te escucharon decir. Piensa. Siempre han querido ser tan malos y
bandoleros como tú les digas que sean.
-La
única vez que hablé con los gemelos lelos fue para recomendarles que se fueran
preparando en los procedimientos técnicos para entrarle a la huachicoleada.
Nada más. No han participado en ningún golpe (que yo sepa y todo lo sé). Las
otras actividades se han organizado con la gente experta. Particularmente los
atracos a… ¡Espera! ¿Qué dijiste que se robaron?
-Los
púlpitos de dos iglesias.
-Púlpitos.
-Así
es.
-Estos
cabrones se quedaron a espiar detrás de la puerta mientras yo hablaba con la
gente.
-Cuando
los mandabas a robar templos o catedrales.
-No.
Nada de eso. Respeto a la competencia de la localidad. Descubrí que las bandas
enemigas han diversificado los negocios por el atraso del huachicol y están
ganando mucha lana con el robo y venta de camiones repletos de pulpo congelado
procedente de Yucatán rumbo a la ciudad de México y anexas. No nos podemos
quedar atrás. Me habrán escuchado decir: ¡al atraco del pulpo congelado!
-Lo
habrás dicho en diminutivo: del pulpito congelado.
-Exacto,
eso.
-Hablas
mucho en diminutivo. Lo usas con frecuencia.
-Soy
muy mexicano.
-No
seas igualado. Solo copias los modismos. No eres de aquí.
-Los
mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana, ¿qué no?
-Entendieron
lo que quisieron. No. Mejor, lo que pudieron. No les da para más.
-Habrán
escuchado solo cuando grité.
-Como
sea, Satán, no los justifiques. ¡Robar púlpitos! ¿A quién se le ocurre? Tienes
como discípulos a un par de imbéciles con iniciativa. A eso le llamo
adelantarse para superar al maestro.
-Peor
hubiera sido que hubieran tratado de congelarlos.
-Pues
aunque no lo creas… Ahora entiendo… En el lugar también se encontraron un
centenar de bolsas de hielo ya derretido. No alcanzaron a colocarlas en los
objetivos. Les ganó el cansancio.
-No
quieras avergonzarme. Que ese par de calabazas se queden guardados un tiempo
para que aprendan. De todos modos, acepta que si se pueden sustraer púlpitos de
las iglesias es muestra de fortaleza y de que, con más razón, se pueden
desaparecer camiones completos con pulpo congelado o cualquier otra cosa.
-Como
las donaciones que supuestamente iban para los damnificados de los sismos.
Tampoco esas iban a perdonarlas. Mayor muestra de maldad, ninguna.
-Exageras.
Se desaparecieron únicamente los envíos que tenían destino diferente al
anunciado.
-¡Ajá!
Chucho el Roto le roba a Robin Hood para vender el fruto de sus fechorías en
los tianguis, porque el fin justifica los medios.
-Olvidemos
eso. La riqueza tiene que distribuirse hasta abajo de alguna manera. Es hora de
regresar a los combustibles. Sin exhibicionismos. Tiene sus riesgos pero es más
redituable. Además, los pulpos apestan a mar.
-Tendrá que ser antes de que los sustituyan
por otras fuentes de energía como la eólica.
-Entonces
nos robaremos el aire.
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