LA ÉTICA Y EL AZAR

El DIF municipal de Chetumal, Quintana Roo, realizó una rifa en el marco del programa "Sumando Voluntades" con el fin de obtener recursos destinables a mejorar la infraestructura para atender a grupos vulnerables. El sorteo se efectuó en el patio del Palacio Municipal ante Notario Público. Surgió la nota vespertina hoy mismo y de inmediato se armó el revuelo: el hijo del Presidente Municipal se ganó una casa en las playas de Majahual y el hijo del Gobernador del estado obtuvo un automóvil Ford Fiesta. Se desató la furia. A nadie le pareció casual. Lo menos que le hemos leído a los twitteros es "no mamen", "cínicos", "bandoleros", "tranzas", "son un asco", "el colmo", "urge revolución", con notario público incluido. 

No se que pasó ahí. Pudo haber sido el azar. Tal vez... Pero como es asunto de políticos y se supone (erróneamente) que en la política nada es casual (y menos ganarse rifas), ¡Pues nadie se los cree!.
Menudas maromas verbales habremos de escuchar y juegos de "donaciones voluntarias" habremos de ver para justificar, ahora, el numerito. De bochornos traerá su carga.

Lo cierto es que para nadie es desconocido que cuando a las cabezas de una institución pública les da por obtener recursos mediante rifas, sorteos o venta de productos, la estructura misma de la institución tiene que encargarse de alcanzar el objetivo. Son los directivos y empleados quienes deben de cubrir la cuota de venta y es frecuente que sean ellos mismos quienes terminen pagando el cometido. Voluntario a... fuerzas, dice la voz popular. Nadie quiere quedar mal. Habría que empezar por erradicar esa práctica coercitiva. Aunque tampoco es raro que los propios titulares de las instituciones "le pongan" a la aportación para que todo salga bien, sobre todo si se trata de que luzca el trabajo voluntario de sus primeras damas.

Todo el que paga, entonces, se siente con derecho a verse favorecido por las generosidades del azar como cualquier mortal. Ya sea en su suertudo nombre o en el de familiares, amigos y personajes cercanos.

Y ahí esta el error, de calculo, de perspectiva y de valoración de la relación autoridad-ciudadanía. Frente a la percepción general, el tema se convierte en un asunto ético no de igualdad de oportunidades ante la tómbola. Más ahora que el horno anímico de la sociedad mexicana no está para bollos. Véase la referencia hoy mismo de Katia D´Artigues a la encuesta de María de las Heras sobre la valoración ciudadana ante las instituciones: los mexicanos no estamos creyendo ni en nosotros mismos. 

Está múltiplemente visto (remember Fidel Herrera en Veracruz) que, a los ojos del respetable, el servicio público y el azar no se llevan, no se mezclan. 

En el gobierno local estimularon su descrédito ante una población que no ha reaccionado (aún) ante, por ejemplo, el intento de secuestrarle a los ciudadanos de Bacalar, nuevo municipio, el derecho a elegir directamente a sus nuevas autoridades. A ver ahora como la enderezan. 

¿Twitter, el poder del pueblo?. No es para tanto. Los twitteros reaccionan, difunden la noticia, denuncian, convocan y desde luego que eso, cada vez mas, es factor de opinión pública y de influencia. Ayudan a acelerar los procesos de interés público, pero no por mucho repetir la misma nota necesariamente se obliga a forzar o a cambiar una decisión de poder. Algunos hasta piensan que con su insistente impulso de difusión y denuncia en la red social fueron los que hicieron posible el acuerdo y regreso de Carmen Aristegui a su espacio informativo en MVS. La misma nota de Katia da muestra, para ese caso, que los factores reales de poder y de intereses siguen estando en la calle, en las oficinas, de carne y hueso y no en las teclas y pantallas. La movilización social aún no se sustituye.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre el dinosaurio camaleón

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

No hubo “corcholatas”