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Mostrando entradas de septiembre, 2012

El PRD se organiza para ser gobierno en Quintana Roo

En reunión general de liderazgos del PRD de todo el estado de Quintana Roo, realizada el día de hoy en el municipio de Solidaridad se presentaron diagnósticos importantes sobe la situación política de la entidad, las actividades en el Congreso Local y la condición en que realizan su trabajo los municipios gobernados por el partido. Dicho diagnóstico confirma que en el estado la oposición al PRI gobierna a más de la mitad de la población y que los resultados electorales recientes han ratificado el apoyo ciudadano para la izquierda. Por lo tanto, el PRD y sus aliados se deberán preparar desde ya para generar las condiciones que permitan acceder al goberno de la entidad. A partir de lo anterior, resultaron una serie de propuestas y acuerdos que pueden resumirse de la siguiente manera: Respaldar el trabajo de nuestros gobiernos municipales , frente a las presiones presupuestales y políticas de los otros órdenes de gobierno así como del PRI y el PVEM.   Reorganizar a las

Al filo

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Voló zumbando la queja azarosa. La calma zambullida debajo del alma: “ya me estoy sintiendo hasta la madre de los mismo. Un día puedo caminar tranquilo, contigo de la mano, por el centro mismo de la capital del universo y al otro día todo está hecho cuacha”. Voluntades al margen. Los pliegues se cierran porque siempre hay un límite. Evidencia frágil de que pertenecemos a los bordes. Estamos en el filo. La contradicción de estar y después no. De ser y no ser. El principio y el fin. Juntos. Así sucedió de un día para otro. Ayer estaba y hoy no. De la nada. Sonia perdió a su hija y no he podido hablar con ella. Primero porque yo no podía. Estupor le bautizan. Después porque el teléfono no ha querido. No la perdió, se la quitaron a la mala. Criminalizaron la ausencia. Desataron la furia. Tendrá consecuencias. Querida Sonia tu pérdida arrebata el sueño. Me duele en el alma. Ahí donde estés dando la pelea está el abrazo solidario y el mejor sentimiento. No salgo de esa cuando en mi cabeza re

Efecto Tequila

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Una novela en la tradición del espionaje más incisivo y despiadado pero muy a la gaucho-azteca. Pasando por entre los pelos colorados de una gachupas intensa. ¡Qué tía! ¿Qué agente doble o triple puede llamarse Palidasombra Santibáñez y pasar desapercibida?   Con el sobrenombre de Urganda ¿se salva? Los militares argentinos, con la costra dolorosa de la madriza que les puso la pérfida Albión en las Malvinas, están de vuelta con un nuevo intento de golpe de Estado, aprovechando la desastrosa crisis económica que asoló al país pampero. Sus tentáculos alcanzan hasta México en donde pretenden embolsarse dinero de otro pobre pueblo con el frustrado Renave ¿se acuerdan? Pero si para defender al mundo están los gringos con su CIA, a la hora de salvaguardar los intereses mexicas de cualquier amenaza exterior, -incluida la amenaza gringa con su CIA-, están los héroes anónimos de acá mismo. Alezcano es un intrépido espía mexicano que en su pasado ayudó a los británicos robando información en Bu

Hielo negro

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El título es negro pero la novela es más bien policiaca. Directa a la historia, sin demasiadas descripciones de los contextos, los contornos y las personas. Divertimento sin muchas complicaciones para consumirla de un tirón. Aunque hay que decir que la suigéneris protagonista, que termina por pasar del ejército y las corporaciones a ser detective privada, es digna de una secuela; una zaga con la gordita bonita, buena tiradora y violentamente policiaca, en permanente jaloneo con el mundo y con su propia circunstancia: “-Nadie me ve como una mujer. Para todos soy… otra cosa. Un monstruito amaestrado.” Para luego agregar, a pesar de los comentarios condescendientes de su parejita solidario: “-No digas nada. Tú ni siquiera me gustas. Es sólo eso, que aquel güey me hizo sentir deseada”. Aquel güey era su pareja furtiva, su amante de una vez a la semana, un juda corrupto y gandalla de la peor calaña. Se lo mataron por meterse con la persona equivocada. Hielo Negro es una novela escrita por

Otras caras del paraíso

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El paraíso puede tener muchas caras. O puede ser que haya varios paraísos. Sobre todo si se trata del paraíso terrenal.  Sobre la faz del planeta hay muchos lugares a los que sus habitantes, o sus visitantes, consideran un paraíso. En esta novela sobre el paraíso Tierra, un paraíso México tiene una zona que se dice paraíso, conglomerado único pero políticamente no unificado, conocido como La Laguna en cuyos adentros hay un rancho El Paraíso en el que sucede la trama. El drama. Otra cara del paraíso. Mala cara. En el paraíso no debería haber dramas. Drama es la vida que se sufre en estas tierras donde sólo algunos privilegiados pueden construir y disfrutar sus islotes paradisíacos en medio del ejido hasta que las palas escarban los hoyos suficientes para develar la verdad. En la Tierra no hay paraíso que caiga inmaculado del cielo. Tan mancilladas están las posibilidades de que la pureza sobreviva que termina siendo el Mal quien hace justicia con mano fina. Todo un show este libro. Fu

Los Corta Mechas

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Los “Corta Mechas” no eran incendiarios ni explosivos. No eran de esos personajes con tolerancia mínima que estallan en furia a la primer insinuación o por una mala mirada; los de mecha corta pues. No. Estos eran los que, literalmente, les cortaban las mechas a sus víctimas después de hacerles el mal. El acto final de su venganza. Trofeo de la misión. Poder y superioridad. Otatitlán, Veracruz. Ubicarlo en el mapa. Región en los márgenes sureños del Río Papaloapan. Google Earth. Es 1927, en plena guerra cristera, que por esos rumbos no tuvo tantas repercusiones perniciosas como en el bajío. De todas maneras mezcle el cierre del templo, la destrucción de la imagen de la santa patrona, las frustraciones de un marginado, excluido y rechazado por la sociedad debido a su condición física; agregue los atavismos religiosos, la acción convencida de quien cree tener la  misión divina de alcanzar el bien ejecutando el mal, junto con los conocimientos básicos de la herbolaria pueblerina: obtendrá

Arcoiris

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Había quemado las naves milenarias estacionando la ilusión en medio de lo que creía una isla eterna. Al conocerla, la isla resultó ser un miserable e insolente islote envenenado, sin agua que beber  y surcado por arenas movedizas. Una vez atrapado, a cada movimiento me hundía. Sin naves, sin cuerdas y sin guías. Salir de ahí no era un asunto de conciencia o de emoción. Razón de vida. Aparece repentina una sonrisa a carcajadas formando un sello de cera inerte y virgen que tapa los pozos de donde emanan las fétidas amenazas. Le corta el paso al regreso de las palabras podridas. El embrujo sombrío del ilusionista es aplastado por una tormenta de colores. El sol renueva sus cuentos y respira con una mirada resbalosa como mantequilla. Rellena las grietas. Todo lo inunda. Carcajadas que trazan un puente salvador hacia el reclamo válido cuando se han ido a pique las naves de otros mares. Puente hacia el único perdón imperdonable. Puente que arroja por los costados la autocompasión por la paci

Cortes finos

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Recibió la tarjeta de la mano de una mujer bella, piel trigueña, baja de estatura, sonrisa amplia, cabello negro hasta los hombros, pantalones entallados, generosas caderas, blusa blanca, zapatos con moñito y una ancha pulsera, plateada y brillante, en la muñeca izquierda. No tuvo tiempo para el papelito que le daba mientras admiraba a la princesa. Caminaba presuroso por Amores lo cual podría ser interpretado como un encuentro cargado de premoniciones. Si aquí es donde trabaja, ya regresaría por ella. Aunque ni siquiera se fijó en qué tipo de negocio se trataba. Madia cuadra más adelante, sin dejar de ver el camino, miró de reojo el texto con letras grandes de la tarjeta. Impresas en blanco sobre una cartulina negra. Como un cosquilleo primero, recibió la suave descarga eléctrica del universo; la señal completa. Sin duda la enviaban las galaxias. Nada de esas mamadas de que son los astros que se alinean. Esa es una frase rutinaria de los merolicos charlatanes dedicados a engañar a sus

Peligrosa fragmentación de la izquierda

Nos tomó por sorpresa, hay que reconocerlo. Por lo menos a mí. Me parece un movimiento estratégico inverosímil, fuera de lugar, con malas formas y en el peor momento. Ya no era lo que se esperaba ni lo deseable. Después de construir una salida políticamente bien estructurada al desconocimiento del resultado electoral, se veía venir la consolidación del liderazgo de AMLO entre todas las izquierdas, manteniéndose como el punto de referencia por encima de grupos, partidos y corrientes. El llamado a estructurar orgánicamente a Morena era lógico, como movimiento social y como un factor de impulso para la acción desde abajo, para darle salida con objetivos definidos a la radicalidad desesperada y para ejercer el papel de presión amortiguadora de las funciones meramente políticas, legislativas y de gobierno de los partidos políticos de las izquierdas. Por eso mismo, la contraparte esperada era mantener organizado el frente político en el Movimiento Progresista (o como quisiera l

Merodeando con la tinta de la pluma

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Nadie puede corregir las vulgaridades que se le ocurren a un oso cuando se haya desorientado en el desierto.  Así hundiste el barco sin marea. El problema era la carga, pero lo doblaste a punta de boquetazos  cuando la tripulación dormía. Pensaste que sólo con cambiar las sábanas el oso invernaría plácido en la cama de arena. Cualquier divinidad lo sabría. Los faros se extraviaron. Los náufragos del barco reclamaron que encallara en un calabozo con apariencia de dormitorio cuando en realidad era una hielera. No les calentaban ni las múltiples facetas de tu personalidad, ni los escondites de imágenes, ni los plásticos inutilizables. El oso no los necesitaba. Para eso se había puesto el pijama. Fiera extraída de su ribera. Melaza de hiel y veneno almibarado para que se la tragara. El oso capitanea la nave y, guiado por el Ave Fénix, navega. Hay faltantes en las cuentas de los compromisos, ausente está la humildad de los baúles, carencia de cobijas. Hay tormentas. Nadando cada quien en la

Firmado con un klínex

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Élmer Mendoza puede darse el deleitoso lujo de garabatear los disparos del pensamiento y hacer que se los publiquen con gusto. Para poder leerlos con gusto. Así son estos trece cuentos locos simpatiquísimos. O como sea. Cuestión del preferencias y de las ganas. Hasta del momento de la lectura, dijera. No todos son iguales. Disparejos. Útiles para recuperarse en su estilo de escritura.  Sin mucho más que recomendarlos para una lectura rápida, que lo demás lo diga la contraportada: Los lectores que busquen una metáfora fija y estable de la realidad pueden empezar a buscar en otra parte. Lo que impera en estos trece cuentos es el movimiento: historias breves y rápidas, imágenes vibrantes y violentas, personajes que van y vienen entre la realidad y el delirio. Un detective -el Zurdo Mendieta- investiga una epidemia de suicidios femeninos; dos europeos -un italiano y un francés- discuten una noche antes de que sus selecciones nacionales de futbol se disputen la Copa del Mundo; cuatro motoci

Hojas secas

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Lluvia otoñal de hojas secas y amarillas encima de las casas, los autos, las calles y las banquetas. Lluvia ocre y suave en las cabezas. Traza ovalada que desafía a la brisa cayendo como naturaleza muerta. Árboles inmensos con troncos impávidos y dormilones. Viento resoplón que acrecienta el movimiento intenso de las ramas como una mecedora inquieta. El nuevo tapiz del suelo al aplastarlo truena. No pensarán nada poético, mañana, los trabajadores de limpieza.

Vecinos silentes

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Al vecindario le daba vergüenza. Lástima. Se les notaba en la mirada. Pena ajena por el cruzado, sin escudo y sin espada, que tocaba tembloroso aquella puerta pidiendo migajas de compasión y un rato de posada. Le daba a aquella gente furia ahogada en el extremo de su silencio. Ojos de fuego. Furia con la rata que aprovechaba cualquier ocasión de ausencia para dejar entrar a los ratones por cualquier hoyo o la ventana. También por la puerta. ¿Cuánto veneno era necesario en esa trampa? ¿Cuántas rebanadas de mundo verdadero harían una ración suficiente para disolver la canallada? El mayor temor: la calle estrecha, como un socavón, podía explotar en un estallido de venganza. Nada así ha sucedido. El andador está pero no existe. Su peor castigo ha sido quedar sumergido en el olvido. Le han dejado hundido en la vergüenza. Le han carcomido la dignidad con las aspereza de un carácter con dobleces. Los festejos, cotilleos y traiciones ocultas de la ratonera. Nunca llegaron las rebanadas de mund

Hidalguía fúnebre

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Voy a matarla, majestad. Con su permiso. Voy a matarla de verdad. No habrá de ser la muerte honrosa de una reina. Cosa más simple, su vida a cambio de la mía. La mía, en el trueque, justificada y majestuosa. Un venerado héroe. Un héroe herido. Voy a matarla, majestad. Con su permiso.

Rasquera mensajera

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Arrastraba entre los huesos y la piel una extraña sensación que no alcanzaba a dibujar sus contornos de una manera plenamente consciente en la cabeza. Una rasquera no experimentada pero que no era cualquiera. Si se paraba a pensarlo en la orilla de la calle antes de cruzar el semáforo podría ser que le llegara por detrás una especie de sentimiento de pérdida. ¿Eso era? Imposible confirmarlo porque seguía a diario viendo y viviendo con la muerta. Con la que se fue pero que ahí estaba, sentada en la mecedora y comiéndose las galletas. ¿Qué no se daba cuenta que ya se había ido? Algo no acomodaba entre las piezas. Toda la vida se parecía a sí misma pero se reflejaba en el espejo una imagen diferente. Nada era igual aunque quisiera. Pinche rasquera, se mueve en sentido inverso trasladándose como comezón a la entrepierna. ¿Las tripas reconocen primero la pérdida que la cabeza? Así parece. Mantener la estancia insustancial sostiene el supuesto artificial de un regreso a medias. Ilusiones cie

Bitácora

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El Amigo del Tiempo, al corroborar la bitácora, quedó paralizado del habla, trabada la visión elástica y por poco se le va la oxigenada al identificar, en el cronómetro del mal, las señales inequívocas de la igualada. Aquellas jornadas de hipocresía capital coincidían en el tiempo, de manera más que exacta, con el momento preciso en que la radio tocaba en parsimonia La Hora del Hipócrita. Sabía de la programación, las letras, la tonada, y el ritmo siniestro y pegajosos de las rolas, tocadas al sonsonete de un tambor, repetitivo enjambre de ruidos destinados a marear y confundir al actor involuntario de la farsa. Las risas burlonas, sordas y huecas, tronaban en los corredores, en cualquier habitación, en el andador y en las calles chuecas y anguladas. Las evidencias de la hipocresía danzaban libres y frescas haciéndose valer como si fueran casualidades de la nada. Bello espectáculo es el que no se ve pero que se imagina. Se escucha a lo lejos su eco. Clarea a la distancia. Todo se sabe

Nido de arrebol

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Casa mayor. Construcción clareada de la cuadra. Vigilantes. Cerrojo y doble llave nomás pa´la pantalla. Todos entran. Las puntas afiladas del cuadrante. Obligatorio mostrar el plástico flexible de los aportadores y donantes. Nido de rata contaminante. Tribunal superior de la inmundicia. Bandera desplegada para orientar a la clientela especializada y hambrienta que come basura gratis. Casa de la embustera. Cortisona azucarada del dislate. Medicina mortal para la diabetes chorreada de un oído parlante que no escucha los berridos evidentes de una campana disonante. 

Tiempo de papel mojado

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Vivían los días escondidos en las noches de una tos disparada desde unos pulmones muy podridos. Muelles atrofiados de un calentador banal que estalla en aire seco sus peores irrupciones en el rostro de un monstruo jodido. Los días y las noches chupando lánguidos destellos de un farol iridiscente. Orlas de fumarolas invisibles emanadas desde volcanes huecos y fríos. Noches y días con la energía herida por una promesa sarcástica: crear sueños desde las señales vagas, ocultas en el tejido frágil de una servilleta de papel mojado. Trampa de sinodales. ¿Cuántas cábalas malignas son necesarias para la llegada inútil al centro de un corazón que late como cualquiera? Noches y días repletos de tos inaudible pero mensajera. Valen tanto la pena como la ilusión de un beso intenso, babeado en sangre, a los escapularios. Los días y las noches sin su ambiente. Derroche de tiempo desperdiciado.

Reportaje a la altura de la histeria

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Desde la más increíble puerta imaginada que te permite entrar al centro mismo de la hoguera. Los troncos danzan crujientes como piezas labradas por las manos de Dalí.  Las luces chispean lanzando coletazos de humo asfixiante que se pega coqueto y renegrido en el hollín de otros recuerdos. Un asalto incandescente de quimeras. Desde aquí podemos divisar el gusto excéntrico por el calor de ciertas alimañas. Como el alacrán que se podría picar sólo si quisiera. Y quiso…

Suicida con ayuda

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Estaba el automático orador en el quicio de la banqueta queriendo suicidarse. Pasó raudo el automotor evitándolo y mentándole la madre. Algo me dice que no es honesta. Todo te lo dice, pendejo, pero hazte a un lado. Tu ropa apesta. ¿Por eso vas a abollar mi calavera? Una y otra vuelta. Una y otra. No es honesta, no es honesta. Se lo pensaba mejor, repitiéndose la duda de su dolor, queriendo suicidarse. Hasta que recibió por la espalda un empujón tirándolo debajo de las ruedas. Era la honesta.  

Informe y peor mensaje

Está cometiendo un error, señor Gobernador. Un error político muy grave. Ni el peor de los tiranos ha logrado desaparecer para siempre a la realidad detrás del golpe de mano y la censura; ni a sus críticos; ni al pensamiento diferente. Y usted deberá estar muy lejos de querer ser un sátrapa de esos. Menos lo podrá en tiempos del flujo veloz de la información alternativa. El costo del intento podrá ser pavoroso. Boomerang para un futuro incierto. Señor, señor, escuche a tiempo. Está cometiendo un error muy grave contra su gente.

El cuarto oscuro

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El personaje que nos cuenta su historia se llama Rilke pero no es el poeta ni tampoco compone versos. Punto de partida.  En la contratapa del libro el comentario final que pretende estimular la lectura de esta novela dice que “Rilke debería convertirse en el Philip Marlowe de nuestro tiempo” (Delphine Heitz, Le Magazine Littéraire ) y si uno lee esto antes de adentrarse en el texto entonces debe suponer que estamos ante un renovado agente detectivesco borrascoso, el más típico de la novela negra, trasladado a las calles escocesas en el inicio del nuevo siglo. Pero tampoco es eso. Rilke es un maduro mercader de antigüedades, negociante de compra-venta, subastador profesional, metido por metiche a resolver el caso de un aparente crimen anticuado, empujado por sus propias obsesiones y por lo que cree que es una agresión a los límites de su moral, ya bastante elástica.  Porque lo que si comparte este Rilke con Marlowe es ser un personaje turbio, de dudosas luces y muchas sombras. Disparej

Racista en el estadio

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Estaban un par de paisanos, muy paisanos nuestros, morenos de piel con rasgos típicos y característicos del sur de México, de cualquiera de nuestros sures: Guerrero, Chiapas, Oaxaca o Veracruz, tal vez de Morelos o chilangos, acompañados por una tercia de jóvenes mujeres con características similares, muy paisanas nuestras pues,  echándose unos tragos, sentados uno al lado del otro, con una bandera entre las pierna -estandarte de su equipo preferido- y uno de ellos pegando de gritos como desaforado cada vez que la mirada detrás de los lentes cuadrados le decía que era la ocasión adecuada. “¡No la vayan a cagar, güeyes!”, “¡La están cagando pinches defensas!”, “¡La hiciste bien, cabrón pero la cagaste!”, ”¡Abusados!”, “¡Sáquenlas de ahí!”, “¡La cagan!” y así… La risa colectiva de los alrededores decía que seguramente, en la banca, los asientos para los jugadores habrían de ser letrinas, con tanta defecación. Es la tribuna del estadio de futbol del Atlante. Cancún. Los locales de Lavolpe

Muestra sobre surrealismo

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"Entra al mundo de los sueños" Munal ago-sep 2012