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Mostrando entradas de mayo, 2012

Dilema del PAN: ¿el Chapo o el Tibet?

Las cuentas no le salen al PAN. Cualquier intento de relanzar la campaña de su candidata presidencial no tendría ya el impulso suficiente para detener su caída y mucho menos para remontar las preferencias a favor de sus contendientes. Se les escapa la Presidencia de las manos. Sólo les está quedando como opción la acción audaz y desesperada del gobierno federal, aunque hasta ahora éste factor no ha sido suficiente para mantener un apoyo social mayoritario: ni el crecimiento económico limitado, ni las políticas públicas, ni el discurso conservador matizado, ni la llamada guerra no declarada contra el crimen organizado  han acumulado los bonos suficientes a favor del partido en el gobierno. Por ello todo los va orillando a tener que hacer uso de algún golpe publicitario espectacular.  Cuatro generales y dos ex-gobernadores son el tanteo aunque a estas alturas se perciben como golpecitos tardíos que parecen ir al vacío; sin impacto electoral significativo. Nada más les queda intentar ha

TODOS MUERTOS

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Por: ARMANDO TIBURCIO ROBLES Novelita que es novelón de 1960, editada en español en 1977.  All Shot Up  es el título original en inglés. La quinta del autor en este género. Otra vez Coffin Ed y Grave Digger, dos detectives de color en concierto. Rudos pero maltratados e inteligentes. Un par que se llena la panza con gelatinosas patas de pollo para luego volarle los dientes a bofetones a un desamparado barman ( camarero  le llama la traducción) por las respuestas imprecisas en un accidentado interrogatorio. Para que luego sea a alguno de ellos al que le revienten la boca. Rugosos que se saben liar a tiros. Un par de duros y necios que bien pueden terminar por ser una dupla de románticos incorruptibles y generosos. Una más de las historias de la negrura afroamericana al estilo Chester Himes, a quien aquí llaman "el Balzac de Harlem".  Y si eso es cierto, entonces la comedia humana es la vida intensa de los de abajo sin importar barrio, continente o colores. Porque para Himes la

Afinidades

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En la confirmación del predominio insano del muégano,  la golden sigue siendo un insípido rábano sin substancia.

De las colinas al mar

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Bajó desde las colinas hasta la mar. La más transparente. Llegó con las espuelas puestas. "La mar" como decía la abuela. ¿De qué tamaño es la mar, vieja? No lo sé ni tengo idea, no la conozco, ¡Pero si siempre hablas de ella!, Como también hablo del pecado original, mijo: para que no se nos peguen sus estragos; para que no vuelva. Aunque sospecho que ese si lo conoces vieja, ahora nomás lo piensas, ¿qué te queda?. Dicen que la mar está más allá del infierno, llena de candela, y como yo soy beata vieja mijo, mejor no me acerco a los fuegos ni aunque sean artificiales; no por las tentaciones que ya no me desvelan, sino porque, quien quita, hasta santa me entierran. ¡Qué santa ni que mi abuela!, el paraíso no se gana acumulando fichas con la vejez; ni santa será mi madre. Padre cualquiera. Bajó a escondidas hasta la mar después de días de insomnio, de mal comer y de saltear la guerra. Con las espuelas, siempre con ellas. Hasta dar de frente con la novedad de que la mar era un ca

Ladrando bajo

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No nos compramos las fobias ajenas ni los favores de ninguna frivolidad. Lejos de la imparcialidad, es solamente un intento de pluralismo, visión múltiple, sin el prejuicio del discurso pretencioso que dice a boca llena, falda larga y bolsa vacía: "democracia".  Hasta dónde las posibilidades alcanzan... Porque la vacilación sucede principalmente con la vista. No se atina a fijar la mirada. Todo es confuso: nubarrones y fumarolas. Incienso que no huele a nada. Aún así son inconcebibles esos ojos abiertos: zurcido fino y  poblado como las cejas de Tiaré. Nada que ver con las puntadas del Ruperto: la colcha llena de grapas, al acostarse entán listas para comérselas. Un respiro es como un pase de imán, un bocado de alambre o una colección de tiritas de fierro. El cuarto chico y de madera; todo tendedero. La ropa colgada es íntima y de algodón, de niña y de mujer. Y la blusita blanca de encajes la usa como tortillero. Muy ahorrador según él. El muy perro.

Balas de plata

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¿Cual será el orden que le otorga un poco de certidumbre al caos para mantenerse en equilibrio? ¿El de las leyes? No parece ¿El de las reglas socialmente correctas? Menos. Tampoco ese.  Es el orden de lo que sucede. Simplemente. Como viene. La vida real transcurre por su propia brecha. Y tan impredecible es que un policía puede ser literato, paciente del psicólogo y mostrar en público su capacidad de amar, en privado la de llorar y, a la vez, jugar a las vencidas con el destino. Destino que se le presenta con cara de poder político y de narco. La tarjeta de identidad puede ser una bala de plata. Porque aquí, plomo o plata no es opción. Es desafío. Ambos matan. Desafío en el que los asesinos jalan el gatillo por maldad, pero algunos por otra causa: sentimentalismo. Sanas pasiones que inducen al suicidio.  Nada sutil es la presencia del narco, de la corrupción y de los borrosos límites de la legalidad, cosas que no sólo son parte del panorama: son el paisaje mismo. "En este país tod

Blog mata viejo entretenimiento

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Pilar Montebello es una mujer hermosa. Ojos tirándole a color malva aunque yo digo que son de malvavisco, artificiales, pues. Ni que fuera Liz Taylor. Ojos lindos de todas maneras: mirada circular. Nariz fina, respingada y distinguida, como de modelo para pintores y la boca de cantar debe dar unos muy buenos besos aunque prefiere gritar. El cutis terso. Cara transparente, de cristal. ¿Toda será igual? Bajo el velo; esas ropas. Mujer perversa. Patrona implacable. Manda a fusilar a los esclavos que se le revelan con la mirada y a los hombres que se le resisten cuando los requiere para satisfacer sus muy personales necesidades. Me abraza. Se me cuelga del cuello. Me jala e insiste: q uiero que seas mío, hazme el honor hasta que te queme el sabor, acércate al abismo y comprueba que mi apellido no es gratuito. No me deja respirar. Quiere sumergirme y ahogarme en un mar desconocido. Quiero que me hagas tuya ...me prende. No te me resistas ...me asusta. Ven aquí y has estallar en mil pedaz

Al volante

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Repentinamente se detuvo un vehículo a mi lado, en sentido contrario. Un auto elegante y amplio, gris plata. Costoso. La ventanilla del conductor, frente a mí, con el vidrio polarizado. Cerrado. El sistema eléctrico bajó el cristal apenas lo suficiente para que pudiera escuchar la voz, que resultó femenina, pero ronca.  Aceitada: "Soy algo así como una puta de la elegancia. Tu compañera costosa. La más cara. Estoy a tu servicio para quitarte las ganas". Quedé inmóvil por razón desconocida. Impávido. Seguramente la sorpresa. El poste de concreto me impedía ver cualquier imagen que de esa ventana emergiera. Sonó la carcajada. Fue entonces que lo supe. ¿Lorenia? Así debía terminar el encuentro mental con la mayor de las excitaciones. Un recuerdo, una visita inexplicable como todas, como un sueño cualquiera. Pero antes de poder despertar se puso en marcha el auto con el vidrio totalmente abierto por lo que alcancé a ver su cabellera rubia. La carcajada quedó flotando en el aire.

Alas de cloro

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Se deshojaron los colores de la mariposa del averno. Todo a blanco marfileño. Coral. Crustáceo deslavado. Angelical. Se tostaron las aletas de la mariposa del horror. En una sombra. Sin sabores, sin horno, sin sol. Sin convicciones. Se desmembró a pedazos la mariposa del gusano. En la espina de un rosal. Paseando. Transmutó en corteza. Composta. Guano. Se trasminó la mariposa eterna entre los poros del abismo. Agua con sal. Marinera. Sublime corsario. Arrabalera. Se evaporó la mariposa del hastío. Invernal. Tronó en el cielo. Sin volar. La mariposa es cataclismo. Certeza. Unidad quebrada. Desazón. Sin una pieza. Fragmentada. Parió pereza. Urdió el fin del rocío. Sobrenatural. La mariposa del infierno. La belleza.