En la iconografía de los cultos nacionalistas de otras épocas la expropiación petrolera y, en general, el control del Estado sobre la industria energética, formaron parte de la cúspide en el altar de las adoraciones cívicas. Durante décadas la industria petrolera (principalmente la venta de crudo) fue el soporte fundamental de la economía del país y la conmemoración de la gesta cardenista fue el motivo de incendiarios discursos y rituales oficiales que permearon en la conciencia nacional y en el imaginario colectivo haciendo de aquel un acontecimiento heroico que consolido la identidad y el orgullo nacional de los mexicanos.