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Mostrando entradas de enero, 2012

Leopardo al sol

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 E xquisita reseña novelada sobre la vida y obra del narcotráfico colombiano, el de la marihuana, antes de que irrumpieran en la escena los grandes cárteles   del Narco  (con mayúscula) ,  los meros meros de la cocaína. Una especie de romanticismo del mal, con sus reglas, muertos y escuderos, antes de Pablo Escobar y la carnicería desalmada. Obra con un gran simbolismo que va mas allá de sus protagonistas, su tiempo y sus fronteras. Confieso mi absoluto apego a las letras de esta extraordinaria escritora colombiana. Laura Restrepo. Maestra involuntaria. Enseñadora.  Intercalando lecturas en estos mismos días he podido saborear el extraordinario rescate de ese pedacito de absurda historia patria (mexicana) que nos cuenta en  La Isla de la Pasión . Seguido del repetido agasajo para sobrevivir con dignidad en medio de la locura,  Delirio . Hurgando en la biografía de la autora encuentro casualidades, vínculos que tal vez no lo son, pero que a mí me enganchan. Una generación que se atrevió

Silencio escandaloso

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Muchos  siglos, muchas vidas, muchos planetas. Suficientes para que Fango Largo aprendiera a desentrañar  de entre las enseñanzas de algunos rincones del universo los secretos de lo que llama las Emoseñales Subintencionales. Asegura que a esa secuencia de reflejos y reflexiones nada se le escapa de la comunicación corporal, a veces antes de que el movimiento suceda, más allá de las palabras, los gestos, las posturas y las miradas. Así las nombra cuando las ve, cuando las palpa, cuando están a su personal alcance: emoseñales subintencionales. Porque cuándo no está presente pero se las platican con detalle, cuando su interlocutor tiene la capacidad de transmitirle todo sin dejar pasar minucia, entonces se pone retórico y le da por llamarlas Emoseñales Extrasensoriales Subintencionales. Para pronto: Fango Largo puede cachar a la gente en sus intenciones y emociones, que ni ellos mismos tienen claras y conscientes, incluso antes de sus futuros actos, aunque sólo se lo platiquen. -¿Así que

El Complot Mongol

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Esta ocurrencia de regresar con la reedición de El Complot Mongol tiene su cacho de fascinación. Sus balazos de la tristeza por la única muerte que estuvo de más. La muerte inútil de Martita pero necesaria para que pudiéramos festinar la consternación de los abatidos, de los insensibles que no lo son tanto. ¡Pinche sentimentalismo banal! La muerta que cierra el círculo para que protagonista y lector podamos alcanzar la soledad absoluta, ese estado de gracia que buena falta hace para acompañar tanto velorio acumulado. De corridito y otra de chinos en su parco y autóctono barrio con sabor nacional. Mucho de casi todo es  Made in China y se consigue por donde sea, pero el Barrio Chino es otra cosa. Sus historias y sus ficciones no ocupan comercial.  Buen regreso planeando por lo bajito. (El Complot Mongol , Rafael Bernal, Ed. Planeta Mexicana bajo el sello editorial Joaquín Mortiz, México, 2011)

EL G 9 DE LAS MAFIAS EN EL MUNDO - Jean-Francois Gayraud

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Por: ARMANDO TIBURCIO ROBLES Geopolítica del crimen organizado. Así se subtitula. Texto necesario para comprender la historia, el contexto, la ubicación y el contenido de las agrupaciones criminales más duraderas y mejor organizadas del planeta. Un verdadero tratado sobre este escabroso tema, con datos hasta 2004. Según su clasificación, las nueve del grupo son la Cosa Nostra de Sicilia, la Cosa Nostra estadounidense, la Camorra de Campania, la Ndrangheta de Calabria, la Sacra Corona Unita de Apulia, la mafia Albanesa, la mafia Turca, la Yakuza japonesa, y las Tríadas chinas. La  Mafia  (con mayúscula) es el nombre propio original de la Cosa Nostra. La  mafia  (con minúscula) es el nombre genérico que por costumbre se le ha dado a este tipo de organizaciones del crimen, mismas que clasifica en base a ocho criterios que, asegura, sólo éstas cubren. Es decir, no cualquier agrupación facinerosa y criminal es mafia. Todas las demás (rusas, colombianas, mexicanas, haitianas, etc.) no caben.

Más de Verde Shanghai

Traigo a Verde Shanghai papaloteando y parloteando entre mis sienes. Historia de historias. No lo puedo evitar. Me sigue la nota general que no es resumen. La que me dice que la forma supera al contenido. Aunque la frase no es precisa. No exactamente. El contenido adquiere su mejor sentido gracias a la forma intensa. Tan intensa que la convierte en una lectura desesperante. Adictiva. Revisable para el cambio de perspectiva. Para el enfoque directo y para el gran angular. Para adentrarse en la palabra. Para el microscopio. Para seguirla y saborear las frases y, entonces, sin poder evitarlo, enterarse del contenido.

Drama mortal

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 -Dígame Fango... -Y usted mejor dígame Largo. -...¿Son los huracanes, temblores, tsunamis y todas esas calamidades inevitables parte sustancial de la sabiduría natural? -Desde luego. -Entonces, ¿por qué el drama? -Porque hay problemas serios para quienes se les atraviesan. -Me refiero a por qué hacer drama de la vida si la sabia naturaleza se puede hacer cargo de nosotros en el momento que le parezca. -Porque no es fácil aprender a acomodarse en la relación temporal con ella. -¿Aprender a vivir? -Eso digo. -Entonces es asunto de entendimiento, de ubicación, de acoplamiento y de tiempo. -De mortalidad. -Sin tiempo para perder. -Así es. -Menos en dramas inútiles. -Quienes al drama se atienen ni de la vida se enteran. -Está dicho.

Fango Largo tiene la palabra

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Fango Largo no se distingue por ser un gran comunicador. Hay cosas que dice y otras, de plano, no las transmite. No sabe cómo. Es más amigo del silencio que del ajetreo verbal, aunque siempre se ha declarado gran admirador del lenguaje. Debe ser del que se imagina. Del que piensa. ¿Piensa?. Tampoco eso es fácil, hay que aprender a pensar. ¿Fango Largo lo sabe?  El sabrá sus propias certidumbres y verdades pero hay recientemente en él un cambio notorio. Algo que hasta parece natural. Las palabras brotan de su cabeza, de su boca y de su pluma con un ritmo extraño, acompasado, como marcadas por un diapasón. Se hacen frases y fluyen a borbotones con su propia cadencia. Bailan. Llegan sin más y así se van. Es menester, para entretenerlas, que les lance la red con la tinta que las engancha y las pesca. De lo contrario no están más. No esas, hasta que llegan las nuevas. O tal vez muchas de las mismas pero acomodadas de otra manera, con otras de las suyas, haciendo frases traviesas e inverosím