Al baúl de los olvidos


Debe ser porque llega la primavera, por lo tanto el equinoccio; será porque hay muchos cumpleaños o porque a la gente se le antoja para casarse. Sera que, a punto de terminarse, festejamos a los niños. O sera por la fama de sus lunas. Será porque se usa como nombre propio y suena fresco. Será porque su nombre se asocia a la espuma, a la Afrodita griega que es la Venus romana. Será porque a veces le toca Semana Santa cargando las vacaciones. O sera que su tiempo hundió al Titánic o celebra la Feria de San Marcos. Será porque su piedra es el diamante y su flor la margarita. Será el sereno. Será el calor, pero a escritores, poetas, comentaristas, historiadores y demás les da por hacer de Abril el objeto de sus odas y su amor.

Una de las lisonjas que más me impresionó la leí recientemente: "Quiero un Abril para comer aquí y uno más para llevar".

Por mí que se los lleven todos. Que se los coman. A pesar de sus regalos, a mi me lo sirvieron con su sabor más agrio. Llegó inevitable después de un terrible marzo que fue puro veneno y supo igual que él. Adiós a ambos. El próximo año tendrá sólo diez meses. 


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