¿2 de Olvido? No se oculta


¿Debemos seguir cultivando el rencor histórico? ¿Transmitirlo a las nuevas generaciones como pretexto para alimentar la desunión nacional? Lo deseable es que no. Que encontremos nuevas formas de conciliación para la convivencia en paz.


Pero no es asunto de perdón ni de olvido. Se trata de construir nuevas bases de entendimiento para el respeto, la justicia y la igualad con el reconocimiento y la superación de hechos que ahí están. Sucedieron. Lastimaron a un pueblo que perdió, a manos del poder, a muchos de sus hijos por el simple hecho de tener sed de un mejor futuro. La primordial responsabilidad está, entonces, no en los lastimados sino en los que lastimaron.



Sin embargo, entre cambios y pretenciosas pluralidades sigue sin presentarse la voluntad necesaria para resolverlo. La derecha en todas sus versiones prefiere seguir cultivando la memoria de sus gorilas. Díaz Ordáz se fue a la tumba asumiendo toda la responsabilidad de la masacre, sin remordimientos, convencido de haber salvado a la patria. No tuvo razones para pedir perdón. La historia no le dio la razón. Y aun le hacen sus homenajes. Símbolos de la muy priísta tendencia a la simulación y la impunidad. 


¿En dónde está México 43 años después de aquella fatídica Noche de Tlatelolco?


Abriendo nuevas heridas sin poder cicatrizar aquellas..
Muy pobre pero con dos mundialitos de futbol a su favor..
Con un rico muy rico entre los más ricos y un narco apuntado entre ellos..
En manos de una derecha retrógrada y monopólica que se cruza transversal de derecha a izquierda..
Miembro de los 34 de la OCDE, desde luego..
Observando como se prepara una asonada política restauradora para controlar a un Estado que ya cumple con todos los agravantes para ser calificado como mafioso..
Resistiéndose al abandono de la esperanza, mediante notario, en el Auditorio Nacional..
Confundido entre el laicismo institucional y el culto moreno de la morena..
Refugiado en la nostalgia con las películas de Capulina, recién ido.. 
Escondido en el miedo y el desconcierto por una extraña guerra en la que no se sabe quien está de qué lado. 
Una guerra de delitos en la que, después de los muertos directos y "colaterales", lo más grave es la desaparición forzada de las personas. Una especie de leva sin levantisca con desaparecidos que bien pueden estar esclavizados en trabajos forzados para la "delincuencia organizada" o armados detrás de los pasamontañas en los videos de ésta.


Perdiendo, pues, a más de sus hijos y sin sentido..
Sin perder la capacidad de asombro cargamos con todo eso. Sobrevivimos a pesar de eso. Por ellos existen los sobevivientes, los náufragos, los herederos, los recién llegados. Los que se esmeran, necios, bajo su riesgo, en rasgar la monotonía con su propia guerra contra del olvido.

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