En la zona

Las zonas más obscuras del comportamiento humano, incluidas las regresiones infantiles, pueden parecer diáfanas para un alucinado.
La zona cáustica se acidula hasta ser neutra con gotas de paciencia, algo de maña añeja y chorritos de simulación.
De la obsenidad de la simulación se pueden extraer retazos de virtud para sostener ciertos equilibrios entre las emociones más intimas y necesarias.


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