QUE SE MUERAN LOS FEOS

Por: ARMANDO TIBURCIO ROBLES

La norteamérica amenazada por los clones chulos. Antes de que se llamaran clones. Parodia del sueño del loquito Hitler de multiplicar a los bonitos, a los elegidos, para dominar al mundo. Sueño retomado por miles de otros loquitos. Sueño frustrado porque los pinches feos siempre terminan imponiéndose.

Opereta letrada del sarcasmo, a la Boris Vian, según la cual un guapeta musculoso y natural se da el lujo, a los 19 años, de mantener su voluntariosa virginidad a pesar de las insoportables embestidas provocadoras de las mas bellas mujeres; de jugar al inexperto detective para salvar al mundo de la amenaza de los bonitos del mal y, finalmente, de presumir su portentosa manera de romper su castidad. Un bonito natural contra miles de bonitos artificiales... hasta que llegan los feos a imponer orden. El verdadero orden natural de las cosas.

Si hubiera una divertida moraleja en esto sería que no hay belleza sin lo feo. Lo fundamental de la belleza son sus imperfecciones. La clave está en la diferencia.
Don Boris, como siempre, se ríe de lo lindo: que se mueran los feos (todos)... pero no se puede.

QUE SE MUERAN LOS FEOS - Boris Vian

(febrero 22, 2012)

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