Ladrando bajo

No nos compramos las fobias ajenas ni los favores de ninguna frivolidad. Lejos de la imparcialidad, es solamente un intento de pluralismo, visión múltiple, sin el prejuicio del discurso pretencioso que dice a boca llena, falda larga y bolsa vacía: "democracia". 
Hasta dónde las posibilidades alcanzan...
Porque la vacilación sucede principalmente con la vista. No se atina a fijar la mirada. Todo es confuso: nubarrones y fumarolas. Incienso que no huele a nada. Aún así son inconcebibles esos ojos abiertos: zurcido fino y  poblado como las cejas de Tiaré.
Nada que ver con las puntadas del Ruperto: la colcha llena de grapas, al acostarse entán listas para comérselas. Un respiro es como un pase de imán, un bocado de alambre o una colección de tiritas de fierro. El cuarto chico y de madera; todo tendedero. La ropa colgada es íntima y de algodón, de niña y de mujer. Y la blusita blanca de encajes la usa como tortillero. Muy ahorrador según él.
El muy perro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre el dinosaurio camaleón

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

No hubo “corcholatas”