Por una práctica con ideas

Esta claro que el ejercicio mental no factura. Llamémoslo así para no decir trabajo intelectual y a los más prácticos, pragmáticos, les vaya a sonar muy pretencioso. Como si el trabajo y el intelecto no se llevaran.

Ejercicio intelectual digámosle también. No cualquiera se atreve a ordenar las ideas y mucho menos a ponerlas por escrito frente al juicio de la evidencia.

Pero aún menos se le está prestando atención a la necesidad de poner en orden el análisis de los sucesos  y derivar de ellos los planes y estrategias de lo que se debe hacer para después. Cosa sorprendente, por cierto, en el actuar de quienes se dicen progresistas. El electoralismo practicista se ha impuesto como una especie de exorcismo purificador frente a la vieja tradición de la izquierda de pensar, analizar y difundir lo que resulta. Tal vez porque en otros momentos saturaba con sus disgreciones dado que no podía aspirar a influir en la realidad de ninguna otra manera.

La derecha conservadora no está, en esto, con las manos cruzadas. Como se puede ver en las experiencias de diferentes países, tanto en Europa como en América, la misma derecha radical está haciendo florecer los llamados think tanks  (centros de estudio y análisis teórico e intelectual de alto nivel) desde donde se disparan las iniciativas teóricas e ideológicas de su pensamiento, tanto para justificar sus quehaceres políticos como para aspirar a la conquista de las conciencias individuales. De los neoconservadores españoles al Tea Party norteamericano las valoraciones conceptuales, las doctrinas y las estrategias se redondean.

¿Quién concede, entonces, que todo es cosa de ir a tocar puertas sin pensar lo que se dice?

Los votos son solamente un medio. El ejercicio de gobierno también. La contienda de fondo es por la concepción del tipo de vida. La educación propia y de la sociedad es la clave para poder aspirar colectivamente a una mejor calidad de vida. Hasta para dar conscientemente la batalla callejera por ella. Y eso no se consigue únicamente mejorando la despensa.

Las ideas, mi activista. Son las ideas.

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