Otras caras del paraíso


El paraíso puede tener muchas caras. O puede ser que haya varios paraísos. Sobre todo si se trata del paraíso terrenal.  Sobre la faz del planeta hay muchos lugares a los que sus habitantes, o sus visitantes, consideran un paraíso. En esta novela sobre el paraíso Tierra, un paraíso México tiene una zona que se dice paraíso, conglomerado único pero políticamente no unificado, conocido como La Laguna en cuyos adentros hay un rancho El Paraíso en el que sucede la trama. El drama. Otra cara del paraíso. Mala cara. En el paraíso no debería haber dramas.

Drama es la vida que se sufre en estas tierras donde sólo algunos privilegiados pueden construir y disfrutar sus islotes paradisíacos en medio del ejido hasta que las palas escarban los hoyos suficientes para develar la verdad. En la Tierra no hay paraíso que caiga inmaculado del cielo. Tan mancilladas están las posibilidades de que la pureza sobreviva que termina siendo el Mal quien hace justicia con mano fina.

Todo un show este libro. Fue escrito en 1993 y publicado por el propio autor, Francisco José Amparán, dos años después allá mismo en La Laguna. “Casi una profecía leída a toro pasado” dirá el prologista, Julián Herbert, refiriéndose al costumbrismo del horror en que se ha convertido nuestra vida cotidiana. No se equivoca. Como tampoco al agregar que “como sucede siempre con la buena literatura, hay algo en este relato que supera a la “realidad” “: la picaresca y la parodia casi párrafo a párrafo. Coincido. La ironía y el sarcasmo, agrego. Eso es lo que la permite que estemos leyendo una novela y no el acumulado mensual de las notas de rojas del periodismo amarillista. La edición en mis manos es de 2012 hecha por la Editorial Almadía SC, de la que no había escuchado  que está asentada con domicilio en la capital del mero ¡Oaxaca! (www.almadia.com.mx)  Para un escritor regional del norte, una editorial regional desconocida del sur. Por eso digo que es un extraño show.

Agrega el prologo que Amparán es algo así como un héroe regional de las letras que se debe rescatar. Si hay más como esto, pues sí se debe. Sin embargo se conoce como la única novela publicada en vida del autor. Falleció en 2010.

Conocí de la existencia del libro por un dedazo desganado al control de la TV. Pasaba por los canales tratando de enterarme de la condición del mundo, cuidando de no mantener fija la atención más allá de lo debido en alguno de los noticieros matutinos, cuando topé con el Mañanero de Brozo y el inicio del comentario de su promotor literario. Mencionaba la necesidad de rescatar a los escritores regionales empolvados en sus muy mexicanos rincones y recomendó enfáticamente la novela. Para cuando alcancé pluma y libreta la cámara enfocaba, en repentino close up, unas nalgas femeninas y monumentales enfundadas en un chorcito que las cubría incompletas y unas piernas idem (pero sin trapos) en movimiento. No hacía falta que la figura fuera proyectada completa: trae una misteriosa máscara de luchadora. La tal Reata fue y se sentó impúdicamente en las piernas del comentarista que le pasó el brazo por la cintura desnuda y dejó de articular palabra. Fin de la ilustración literaria. Afortunadamente dejaron la imagen de la portada del libro en una pantalla detrás de los anticlimáticos personajes y pude capturarla.

En esos días lo busqué en la Liberia Gandhi de M. A. De Quevedo (DF claro) y no lo encontré. Los dependientes no lo conocían. Ni a la editorial. De todas maneras me topé con Al lado vivía una niña de Stefan Kiesbye uno de los Títulos de Almedía Negra. Lo dejé porque no era lo que buscaba. O sea que la mía por ahí andaría, pero no. Después fui a la del Sótano que está ubicada a una cuadra de la anterior sobre la misma calle. No el mismo día sino dos días después. En el estante superior de las policiacas estaban apiladas, muy a la vista, dos o tres decenas de ejemplares. Recién colocados sin ordenar. Fin de la búsqueda. Inevitablemente tuve que hacer mis conjeturas: o esta la librería se puso más lista que la otra y sacó el guardadito de la novela a sabiendas que algún ilustrado por la TV llegaría a buscarla o el comentario antes de que llegara la Reata fue plan con maña para darle salida desde sus cajas.

En fin, como haya sido. Vale la pena. Más de 380 páginas de entretenimiento con evidencia cotidiana, imaginación y destreza para contarla.

(Otras caras del paraíso, Francisco José Amparán, Editorial Almedía, México, 2012)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre el dinosaurio camaleón

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

No hubo “corcholatas”