Con "lazca" se pueden hacer muchas frases

Estoy abrumado de tanto golpe de realismo absurdo. Atribulado con el rezago de la imaginación que se me queda chiquita. Como aquello cuando arrebata salvaje el frío. Acalambrados tengo los dedos que se niegan a escribir sobre cualquier cosa, porque cualquier cosa que se me ocurra no llega a los tobillos de las grandes cosas que suceden; cosas que no son nada: puro surrealismo deadeveras.

Eso del Lazca no tiene límites.

Ahora sí que no quedó parada ninguna institución para el respeto. Los bomberos, tal vez, y eso porque andaban de huelga. El saco de las congojas se llenó de miedo. Que la procuración de justicia no me procure, por favor. Que no tenga que procurarla. Es un ruego sentimental que le hago a la vida. Se me corren las lágrimas del pánico y el desprecio.

Neta que lo del Lazca no tiene nombre, ni los weyes que lo platican vergüenza. A plena luz del día y frente a los micrófonos tirando emocionados saliva. Una nota periodística tras otra me están jodiendo las neuronas irremediablemente.

En menos de 48 horas cambió el nombre del muerto nacional más célebre: se llamaba Moreira. Se llamaba. Lo mandaron al panteón del queso. La bronca del PRI se la pasaron a la Marina en pleno desierto. Debe ser porque está mas grande el mausoleo privado del otro, del muerto ambulante, que quién sabe si no lo irá a usar para vivir de incógnito.

Y a todo esto: ¿Qué culpa tiene el beisbol aunque sea llanero y polvoriento? Interrumpirlo a balazos cuando la armonía del pueblo vagaba sudorosa y somnolienta a batazos es la peor afrenta social de todo este desaguisado. Que el muerto se haya ido, es lo de menos. Nuestra inteligencia mágica aguanta eso y cosas peores. A lo mejor ni está muerto.

Pero a mí ya no me da el arranque. Ni siquiera alcanzo los alcances para mandar llamar a Kafka y faltarle al respeto.

¿Entonces, a quién hay que mentarle la madre?

¡al zombie!