Jodidos los aburridos

Si alguien se cree que con nuestros absurdos a la mexicana somos únicos en el universo se equivoca cual chiva tirada al monte sin encontrar cómo arrimarse a un pedazo de sombra. El planeta es una nuez en manos del perverso y todos cabemos en su acorralado desorden. Aunque hay que decir, eso sí, que tenemos nuestras exclusivas. Algo de orgullo para presumir nos queda.

No estamos solos y eso debería tranquilizar la excitación de las buenas conciencias nacionalistas y autóctonas que desparraman la bilis y los rezos creyendo que por ser malos, los más malos, estamos condenados a la condena eterna. Para nada. No estamos solos y está de dudarse que habiendo tantos malos sueltos, juntos y a la vez, vayamos a caber en su momento amontonados en el averno. Aunque tal vez... ¿quien sabe?.

Si Dante (el florentino) fuera contemporáneo de estos 7 mil millones de habitantes terrícolas, llenaría sus crónicas con videos que son más que mejores para dejar constancia de las maldades: la clasificación de los círculos del infierno la haría más desglosada, con muchos incisos, y la videoteca ocuparía un titipuchal de gigas de memoria virtual y activa. Muchos destrozos que videograbar y de todo deberá quedar constancia. 

Ahí están los gringos con su Guazón, el que se creyó el más malo de los villanos, quien persiguiendo azaroso a Batman le pasó plomo a los espectadores premier de Ciudad Gótica, un pueblito cualquiera de los tantos que se concentran en un centro comercial de la unión consumista americana.

Ahí están los noruegos, la crema más batida del primer mundo ordenado y serio, con su fanático derechista que se lamenta de haber dejado tan pocas bajas después de un bombazo en edificio público y de perseguir chamacos como liebres cagadas de miedo, en una pequeña isla, a punta de rafagazos. ¡De que lo volvería a hacer lo haría!. Faltaba más: ¡Viva la raza pura!. Como la mejor crema.

¿Y que tal los musulmanes pakistaníes?. La chavita rebelde, Malala (no la olvidemos, ni su nombre) que se atreve a decir lo que piensa en pleno siglo 21 de la era cristiana (a los musulmanes también les vale madre lo que digan los cristianos y su cronología) recibe de escarmiento un balazo en la cabeza, cuando en otra parte del mundo se asignan unos premios, llamados Nobel, incluyendo a uno por la paz (de los sepulcros).

¡Que decir de Centroamérica y el Caribe! Aquí en la otra cuadra. Ahora una de las zonas más violentas del mundo. De las más pobres y hambrientas, desde luego. Si en Guanajuato la vida no vale nada, dénse una vueltecita como turistas descuidados, con reloj al pulso, cámara al cuello y tenis Converse, por Tegucigalpa o Guatemala para recibir un saludo solidario e internacionalista proletario de alguna de las Maras. No hay que afanarse demasiado: cuando no hay turistas sociales que quieran conocer en carne propia como es la realidad verdadera de los verdaderos pobres, -para tener algo que contarle a los nietos que no tendrán-, los valientes del paisaje lúgubre de esta calle se despanzurran a los de enfrente nomás porque aquí mando yo, aunque si le hago caso a mi jefa cuando me llama para comer los frijoles que quedan.

Como todo ya está bien cerquita, ¿para que ir tan lejos? Siria está aquí, a la vuelta de la esquina. Por ahí anda el tal Dante haciendo sus reportajes. Nos dejó bajo la puerta este videíto como recuerdo. Para que no nos olvidemos de la nuez. Él, que de tanto ver realismo dejó de meterse pastas psicotrópicas para imaginarse como sería el infierno y tener que pasarse las horas escribiendo. Las cambió por una cámara de video y ¡listo!. Le sale más barato y es más rápido.






Cada quien su infierno. Por acá lo del Lazca es notoriedad para el programa de Chabelo. Malandrines VIP que así como se caen se levantan. Película de El Santo. Los descuartizados, colgados, descabezados y otras lindezas también los tenemos ¡como nó! y se consiguen igual sin tener que pagar honorarios extras en un videocentro. ¡Viva la internet, chingao! Pobre Dante (el florentino). Aunque no tanto: de otra manera pero se entretiene.

Jodidos los antisépticos. Jodidos los que viven en donde no pasa nada. ¿Hay algún lugar en dónde no pase nada?.

Jodidos, entonces, los aburridos.


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