Una de dos


Normalmente una más una son dos, pero en algunos casos puede ser solo una. Una que es originada en dos que también puede ser la adquisición al dos por uno. ¿Con cuál te quedarías? ¿Con una o con la otra? ¿Y si no sabes quién es cual o cual es quién? ¿Con las dos?

Una novela corta y electrizante (del 2002) en la cual la simbiosis emocional femenina, -complicidad más allá de la razón- es superior a la identidad genética. Más aún, ni siquiera en unas siamesas se encontraría tal unicidad rallante entre lo sublime y lo siniestro. Las auténticas medias frutas.

Me acuerdo inevitablemente de mis tías las solteras. Siempre solteras. Dos. Solas. ¿Vírgenes? No se parecían físicamente pero en muchas otras cosas sí: el ritual de la comunicación, el deshojado de las desaveniencias -a veces para mí incomprensibles- y la manipulación nebulosa de la vida íntima. Se me eriza la piel en el recuerdo claridoso de la infancia. “Te vas a pasar las vacaciones en casa de tus tías” ¡Zaz! El silencioso respeto fantasmal que me infundieron entonces ¿cómo se llamará hoy? ¿Miedo?

Miedo debió haber sentido el atrevido. Pobre del iluso ranchero que cayó en manos de las cuatas. ¿Para qué digo más? Pasen francos a leerla.

Con una prosa simbólica y juguetona Daniel Sada se me presenta en el carril de los vocablos que me llenan el gusto. Intimista. Baile saltón en el acomodo de las palabras. El detalle. El sentimiento. El pensamiento.

Cuando ya se ha ido.

A corretearlo tras la herencia.

(Una de dos, Daniel Sada, Tusquets Editores, 1ª edición Maxi, 135 pp, México, 2012)



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