No, Mina, No


La nómina puede ser responsable de las peores calamidades. Pierde al pensamiento y a la razón. Extravía al sentimiento. La ética se hace vapor y se desconoce al conocimiento. Un tobogán que succiona conciencias. La nómina puede ser culpable del dolor, del incremento de las palpitaciones y de la huida silenciosa de la tranquilidad y el sereno. La nómina no tiene palabra, hace sombra pero no da cobijo. Dueña de los golpes bajos, la nómina es una provocadora pero no cae con cualquiera. La nómina miente, incrementa el colesterol y encarcela. La nómina es una cirugía mayor sin anestesia; la cortesana pudiente de la política moderna. La nómina que todos quieren: la que se persigue con verdadero amor; como a la ubre de la becerra.

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