El dinosaurio cambia de piel


La tentación mayúscula es escribir sobre política, que siendo hoy el día que es, debería ser sobre el cambio de poderes y el regreso del PRI a la Presidencia de México. He seguido los acontecimientos del día por la vía de la TV y las redes sociales y, desde luego, hay cosas que decir. Pero me niego. No bajo el pretendido método del raciocinio. Sublima. Subleva. Zozobra.

La izquierda se disolvió. AMLO se equivocó en la estrategia y ahora en la táctica del día. ¿Cuál es el espacio político que ahora ocupa? Ya vendrá. Los chuchos guardan silencio: ¿complicitario o complicante? La izquierda del PRD no le haya. La cosa es no quedarse fuera del acuerdo. La ultra fue la única organizada que aprovechó el espacio. Los madrazos como diversión revolucionaria: al bote para revisar el marco teórico de la anarquía. ¿Quién los pudo haber mandado, Marcelo? A nadie le gusta que le desluzcan la fiesta. Dejemos que Salinas siga siendo el culpable de todo lo que pasa. Con el gabinete se reconforta.

El discurso de Peña marca temas: la política social como eje de ataque. Peor tantito. Gobernación se dedicará a planchar la ruta del orden: como los ferrocarriles que vienen y que hasta acá nos tocan. El único detalle es que el transpeninsular no pasará por Palenque. Espérense tantito para cuando vengan las medidas de dónde van a sacar la lana para sus programas. Los cambios de relación de fuerzas locales están por verse: en un ambiente de euforia colectiva el dinosaurio se solaza y todos los cachorros se pueden formar estando de acuerdo. La vida está por delante.

No hablemos, pues, de política, que hasta los panistas se nos van de juerga. Como que dejar la carga de lo que no era lo suyo es lo suyo: besito de despedida de por medio. Una vuelta a la tuerca ¿o al tornillo?


Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre el dinosaurio camaleón

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

No hubo “corcholatas”