Aumento al transporte: de comedia a farsa
Una semana fue suficiente para
que se hiciera bolas el engrudo de la costosa y obsesiva campaña que el PRI y
sus patrocinadores han desplegado para desprestigiar al gobierno coaligado de
la ciudad en Benito Juárez y para descarrilar a la alianza entre PRD-PAN pactada
para las próximas elecciones. Todo por “recuperar” la plaza.
Una semana y tres tiros al aire:
no pudieron evitar la aprobación en el Cabildo, con una mayoría holgada, de la
cuenta pública 2012; tomaron el fiasco, rayando en el ridículo, al pretender
dinamitar desde adentro la aprobación de la alianza en el Consejo Estatal del
PRD (a pesar de las evidentes manos metidas y la apertura de medios) y, lo que
va al día, el montaje teatral mal representado del incremento, en plena Semana
Santa, a las tarifas del transporte público.
En este tema es inevitable y
necesario reconstruir la secuencia de los hechos. El guionista preparó
cuidadosamente la trama pero el director se perdió en el laberinto de la
escenografía y no supo hacer las adaptaciones sobre la marcha, provocando la
transformación de la comedia en farsa.
Veamos: amparados judicialmente,
los trasportistas incrementaron arbitrariamente la tarifa en dos pesos; al
momento, los priístas plantaron la “protesta ciudadana” en la glorieta del Ceviche con jóvenes “espontáneos” y
pancartas “improvisadas” responsabilizando del incremento al gobierno de la
ciudad. Éste atajó rápido: esa misma tarde sesiona al Cabildo y vota de manera
unánime no aceptar incremento alguno a las tarifas. Los juzgados no trabajaron
como para neutralizar el amparo de los transportistas pero la autoridad
responsable fijó claramente su postura: CERO PESOS DE AUMENTO, incluido el voto
de los regidores priístas.
Lo que debió ser el punto de
llegada para ajustar a los transportistas y obligarlos a canalizar su demanda
por la vía institucional y de las leyes, se convirtió en el punto de partida de
un enredo insólito gracias a la intervención indeseable, ilegal e innecesaria
del gobierno del estado:
Para no dejar cause a las
especulaciones sobre las intenciones, al siguiente día, temprano, aparece personalmente
ante los medios el Gobernador anunciando conversaciones de media noche con los
concesionarios (sin presencia municipal, claro), de las cuales habría resultado
el “acuerdo” de incrementar las tarifas en “solamente” un peso. El argumento:
las supuestas “negligencia e incapacidad” del gobierno local para resolver el
problema. Así, sin tomar en cuenta los hechos del día anterior, sin tener
facultades, sin cuidar las formas, sin venir al caso.
¿No hubo quien le dijera al
mandatario estatal lo que había sucedido en el Cabildo la tarde de ese día
difícil? ¿Lo ignoraba acaso? Desde luego que no. Siguieron con el libreto,
frontal y provocador, con doble lenguaje y a pesar de sus propias
contradicciones, porque de lo que se trata es de descomponer la gobernabilidad
de la ciudad, engañar y confundir a la ciudadanía, confrontarla con su
gobierno. En todo caso, desanimarla. Ganar una elección anticipada, no apoyar
la difícil situación económica de la gente. Patrañas.
Eso se ve claramente en la
avalancha desinformativa. Forzando y torciendo al máximo la verdad y los
argumentos, la propaganda callejera y los medios formales que no pueden (o no
quieren) evadir la tutela estatal mienten deliberada y descaradamente. Apuntan
culpables dónde no los hay y esperan el milagro de que la gente no se dé cuenta
del engaño y se lo crea.
Pero la ciudadanía si se está
dando cuenta. No es el gobierno municipal el que ha provocado el problema de
las tarifas, es el PRI comandado por el gobierno del estado. No hay para donde
hacerse. Poco a poco se va enterando. El gobierno local con sus propios medios,
los partidos aludidos y las redes sociales van rompiendo el cerco. De eso se
trata esto. De eso se trata ahora: evitar que la mentira repetida se imponga
como verdad aceptada.
Me sorprende el riesgo que se
juega el gobierno del estado en calidad de principal activista de su partido.
Confieso que había pensado que con el cambio del escenario nacional modificaría
el sentido de su estrategia local: de fajador a ponerle estilo. Sin que eso
signifique que renuncie a sus objetivos políticos y electorales. Nadie puede
pedirlo.
El asunto de las tarifas del
transporte será paradigmático para este período: lo puede perder en los
tribunales y en el ánimo de la gente, y eso lo va a minar políticamente y lo va
a disminuir como gobierno.
Si por ese resbalón se les aleja
la plaza principal, entonces, ¿qué sigue? ¿Conceder que el ejercicio de la
política significa algo más que la aplicación de la autoridad a toda costa o
intensificar la furia? De la respuesta práctica que se obtenga dependerá la civilidad
o la locura en las próximas elecciones.
Por cierto: parece que no han
leído la parte política del Pacto por
México. Aquí no aplica por voluntad unilateral. Sin agenda ni compromisos la
“mesa de los partidos” es una coartada de mal gusto, casi una emboscada. Más cuentas
malas desde Quintana Roo para Peña Nieto.
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