¿Restauración en puerta?

Las noticias no son buenas. Cargan con amenazas restauradoras.

Y no me refiero al filón  autoritario que se detecta en la detención de la líder vitalicia, que ya no será, de los maestros; ese otro de los varios cacicazgos que navegan impunes frente a los ojos de la "normalidad democrática". Al fin y al cabo durante un tiempo habrá un debate entre la necesidad de la recuperación y el uso de las facultades del Estado para aplicar el bien colectivo (en este caso la Reforma Educativa) y entre la evidencia que deja este acontecimiento como ajuste de cuentas político y mensaje atemorizador para quienes pretendan moverse por fuera de los designios del PRI y su Pacto.

Alimentaran los medios al sentido común frente a los reclamos: "Si la toleran, malo; si la quitan, malo. ¿Quien los entiende?. Para eso son especialistas.

Me refiero al contexto en que se hace. Ayer recibimos la información de que el PRI estaría intentando dar marcha atrás en varios de los avances institucionales que han hecho posible la condición de esta transición democrática truncada a la que ya me he referido antes. La misma que hizo posible que se fuera temporalmente de Los Pinos.

En el Distrito Federal, por ejemplo, estaría proponiendo una reforma política regresiva para frenar el intento tan clamado de convertirlo en el estado 32 de la federación y regresar al esquema del gran municipio -una alcaldía grandota se dijo-, dependiente del Ejecutivo Federal (forma renovada de la Regencia) y a la actual Asamblea Legislativa en un Cabildo grandote, degradando la posibilidad de que pase a ser un Congreso Local como los existentes en los estados.

La presión la están avanzando con una ofensiva institucional de penetrar desde el gobierno federal en la ciudad con las políticas sociales y las acciones de seguridad pública en contra de la delincuencia. Simultáneamente ha presentado iniciativas para desregular el patrimonio de la ciudad y poder ponerlo en manos privadas. El objetivo es debilitar a los gobiernos delegaciónales y al propio gobierno central de la ciudad más grande y más anti priísta del país.

Y en el contexto nacional, la apuesta política oficialista es desmantelar a los institutos electorales estatales y hacer del IFE el único órgano regulatorio para todo el país, de tal manera que desde el centro se calificarían, por ejemplo, las elecciones de cada una de las entidades. El centralismo rumbo al presidencialismo autoritario. El despertar en la perversión después del sueño democrático.

Parece que se quedaron cortos los padres institucionales modernos de la democracia que armaron el esquema original de la regulación electoral y el IFE. (Lo comentaba aquí anteriormente en "Gobernar con el picaporte"). Las amenazas se perfilan más fuertes. Me hacen pensar y temer que el Presidencialismo Compartido -que derivo en mi reflexión de las evidencias-, podría ser más transitorio que la transición frustrada.

Los que acompañan gustosos los postres del festín pactado ¿no se dan cuenta o son cómplices a sabiendas? Porque junto al paquete político-represivo-autoritario vienen adjuntas las intenciones de reformar, privatizando, la política energética; la carga impositiva a alimentos y medicinas, y la reforma en telecomunicaciones que afianza a los patrones del que llego a la presidencia a fuerza de pantalla.

Quedara en manos de la gente independiente y en sus organizaciones, una vez más, la resistencia.





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