El libro de los placeres prohibidos

La lectura se reconoce como uno de esos exquisitos placeres que puede terminar siendo prohibido. Lo fue. Lo es. Hace apenas unos años en el mundo islámico los "Versos Satánicos" de Salman Rushdie merecieron precio a su cabeza y a la de quien los leyera, por poner un ejemplo.

Y por consiguiente, la escritura corre la misma suerte. Para que alguien goce la lectura habrá alguien que goce al escribirla. O sufra. Será necesario también alguien que difunda. Sin creación literaria no hay lectura. Sin su difusión no hay lectores.

Esta es la historia novelada de Johannes Gutenberg y sus peripecias clandestinas para construir el instrumento reproductivo de las letras, la imprenta, que le permitiría al mundo lego y pagano gozar de uno de los placeres hasta entonces solo posible a unos cuantos y para casi todos prohibido.

Pero el libro más prohibido para los placeres de esta historia no se plasmaría sobre las hojas de papel de esa imprenta. Esa historia tiene que ver con otra más vieja: la del llamado "oficio más antiguo del mundo": la putería. La prostitución como fuente de placer mundano y cotidiano procedente de los dioses y de la mitología. Las recetas del amor carnal provenientes de la vieja Babilonia. El placer erótico y el legado misterioso de sus verdaderas adoratrices.

¿Que hace que aparezcan juntos en esta historia del siglo XV Gutenberg y Ulva, la puta madre más erudita y ceremoniosa? Cada quien con sus placeres prohibidos, por cierto.

La doble moral. Esa bastarda acomodaticia que tan bien le viene a las élites en su mojigatería fingida y a las sociedades con ética falsa y sin identidad.

La doble moral no es privativa ni patrimonio de grupo social o comunidad alguna en el mundo, pero hay algunas que la practican de manera profesional con especial vehemencia. Así en el siglo XV como en el XXI. Aquí una muestra. ¿Alguien se reconoce en ella?

Una novela con trama de crímenes, pasiones y erudición bien documentada y contada. Digna de leerse.
Una ejemplificación, además, de que las innovaciones que pueden cambiar al mundo siempre cuentan con la resistencia de quienes ven venir la caída de sus privilegios y de sus formas de concebir la vida y de controlarla. El mundo al descubierto en su censura.



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