De boina a cachucha

Aquellos Sesentas ofrecíeron sufrir en verde olivo para irremediablemente ganar la partida en rojo encendido.
Me lo heredaron en palabra, obra y pensamiento y no lo cumplieron: el porvenir era un cuento usurpado: tren retrasado debido al mal tiempo.
Realismo mágico y lloriqueo sus mejores momentos para la doctrina redentora. Cantares por el advenimiento del tiempo nuevo porque, claro, todo futuro es incierto y requiere amenazar con sus coplas revolucionarias para derrotar al indeseable tiempo que se fue... simplemente porque se ha ido. Fue ayer y los de hoy no hemos estado. Con permiso, con permiso...
Lamentarse y parir guerrilleros: la tarea.
Usual llegó a ser usar una máscara para la cabellera: tomó lugar predominante la boina casual que adquirió patente de guerrillera. Hasta que el Muro se cayó para el lado contrario. ¿Se habrá equivocado el futuro? ¿el tiempo nuevo? Hoy se ataja al sol en las marchas de protesta contra la maldad con cualquier variante abundante de la gorra beisbolera. Para iniciar la batalla por el futuro luminoso que sigue siendo incierto. Peor para aquellas primaveras.
Ellos lo supieron con anticipación... lo supieron.
Los mejores artistas de entonces nos lo dijeron... nos lo dijeron.
¿Acaso los escuchaste?
(Dijera Paquita la del barrio)

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