Tragando Pokés.
"Nos dirigimos
hacia el desastre guiados por una imagen falsa del mundo; y nadie lo
sabe". La sentencia habría sido publicada, a principios del siglo, por el
escritor francés Michel Houellebecq (islamófobo declarado, por cierto). Por
esos días el juego lúdico virtual en occidente ya era el Tamagotchi, mascota
electrónica que había llegado de contrabando de japón a América en 1999. Desde
entonces ya corrió tecnología.
La moda de hoy es
cazar monitos virtuales, que solo ve un aparato electrónico, persiguiéndolos en
la realidad real. Como tal, ahí estará haciendo sonar la caja registradora
mientras llega la nueva aplicación.
A su paso y por
algunos estragos que está provocando entre distraídos, descuidados y
desorientados, puede dejar como herencia una ampliación para nuestro muy
particular léxico: "lo agarraron tragando pokés". Usamos para
situaciones similares, "en la baba", "comiendo rebanadas de
aire", "como al Tigre de Santa Julia", "en la
pendeja", "tragando camote". Ahora el cazador cazado se
atraganta con Pokémones.
Por andar de
intrusos invadiendo espacios público prohibidos o privados varias personas han sido detenidas en diferentes lugares del mundo. Algunos muy sensibles como el
cruce ilegal de fronteras o el acceso a bases militares. Con menos suerte, y
por lo mismo, otros han perdido la vida acribillados a bala confundidos con ladrones. Mientras, los ladrones de verdad se hacen de las pertenencias de los
cazadores distraídos. Jóvenes pierden clases y empleados su trabajo por estar
obsesionados en el juego. Mujeres se colocan sin darse cuenta en condición vulnerable. Choques frecuentes entre vehículos. Personas atropelladas por cruzar avenidas sin fijarse. Una más tiene que ser rescatada
por quedar atrapada en un árbol. Una pareja es arrestada por abandonar a su pequeño de dos años mientras se fueron de cacería. Un ciudadano muy activo perdió dos dientes al caer tropezado en una escalinata. Un niño pierde la vida
ahogado en un río al volcar la lancha que usó para la persecución. Como estas,
se va sabiendo de infinidad de anécdotas, algunas chuscas, otras trágicas.
Todas tienen el denominador común: sucedieron por tragar pokés.
La policía de
diferentes puntos del planeta está cambiando códigos en la movilidad urbana y
en el acceso a lugares. Incrementa la advertencia frente al riesgo de sufrir
accidentes y al de ser víctimas de la delincuencia. En Nueva York de plano se emitió una prohibición para que los pederastas (en libertad condicional)
accedan al juego. Varios países han negado los permisos y lo han prohibido de manera tajante. Unos por razones ideológicas, otros económica y unos más por
seguridad. Como caso emblemático "el ejército de Israel ha prohibido a sus
soldados jugar Pokémon Go, por motivos de seguridad e impedir supuestas
filtraciones de información secreta, como la localización de los objetivos
militares."
Como se ve, hay
amenazas que ameritan precauciones pero en todo este juego hay victimizaciones
más sutiles que a nadie parece importarle. La cacería misma: si es el programa
el que pone los objetivos virtuales a cazar en cada equipo móvil para poder
encontrarlos en el lugar preciso en que están, es evidente que el ubicable (por
lugar, datos e información) es el equipo mismo y su propietario. Cazador
cazable. Esa información transferida a proveedores para usos comerciales se ha
convertido en lugar común. Se quiere utilizar para promover lugares de visita y
centros turísticos. En manos indeseables es una amenaza con potencial
incalculable. Las policías la quieren para "cazar delincuentes" y
encandilado entre todos los fuegos el usuario será siempre el objetivo-víctima.
La otra sutileza es el uso-consumo: jugar a la moda cuesta mucho más caro que
otras aplicaciones de uso generalizado. El consumo de la batería del equipo es
mayor y el de datos es factor considerable.
"¿Vive nuestra sociedad distraída mientras se destruye a si misma? Algunos filósofos opinan al
respecto, y todos parecen coincidir en el diagnóstico. No son pocos los
filósofos que hacen una diagnosis pesimista del estado de nuestra civilización,
en términos de consciencia y felicidad humana."
¿Será para tanto?
Todos tenemos derecho al jugo lúdico ¿qué no?.
Depende cómo sea.
No me inspira tragando pokés.
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