REAPERTURA
Las razones cochambrosas del cierre se han resuelto con un empate. No tienen por qué darse cuenta todos, ni siquiera los contendientes. Se dice lo que se quiere, vinculado a una llama que estará viva aunque la cera se caliente y se aguade. Lo demás es pasado por la orilla del infortunio, allá mismo por donde las notas y los acordes siguen sonando.
Se juntan aquí y ahora dos blogs, dos trabajos que venían existiendo por separado. Este que sigue y seguirá siendo el mismo, La Pluma y la Daga, acompañado ahora por los "trazos de lectura y siluetas de novela negra" que los mantenía en un blog particular bajo el titulo de Las Letras, Mi Negra.
Lecturas y pensamiento inquieto saltarán dentro de una misma bolsa. Manteniendo, claro, el rasgo principal que he querido enfatizar al maltratar con palabras punzantes el absurdo por el que transita campante el mundo, porque el mundo fiel a sí mismo se empeña en ser un campo de batalla. Un mundo de batallitas y batallotas, aunque para cada quien la suya es la más importante. Honores a lo más negro de nuestro social y personalísimo empeño en darnos de topes los unos contra los otros: costumbre cotidiana en el libreto de la novela rosa oscurecida por los manchones de la vida verdadera.
El antiguo blog dedicado al resumen de lecturas se irá ahora para el Caribe: será la expresión, en este formato, de un trabajo que ya lleva varios años de acercamiento personal al conocimiento del Caribe ampliado. El original y sus reverberancias. Ese horizonte que esta más allá de la línea oblicua que se mira al pararse frente al mar en las playas de nuestros contornos. Su nombre, que no quita el sueño ni para pensarlo ni para imaginarlo será, efectivamente, Blog Caribe. Nadie se ha animado a usarlo. Lo haremos.
Por su parte, Tiburoneando seguirá por ahí en lo mismo: en su mar de ideas.
Lo que hay aquí hasta ahora es original. Es decir, de autoría propia. Lo que sigue también. Si es posible, más. Con más imágenes y dibujos de autor. Pero como la sátira moderna entra por los ojos y a colores, necesario será tomar prestadas algunas gráficas para hacer con ellas el consabido tijereteo.
Todo sea por satisfacer el obsesivo y pretencioso deseo, nada modesto, de brincar la cuerda dejando rastro.
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