Sudando la camiseta

                           

Extraño el aceite de melocotón suspendido sobre agua hervida. Pura impericia para navegar suavecito sin que cante la más deliciosa de las sirenas. Aguas negras y dulces sustituyen a las buenas escencias. Canta de todos modos y sin vendaval, la marea.
Quien pueda desconfigurar su composición poética vital será víctima de la atracción fetal. Posición absoluta para desconocer el futuro. Víctima como he sido de soñarle a tientas: de las noches contentas a las desiertas. Amanecer en humedales propios de la cintura pa'rriba porque en la otra mitad se divisa el predominio desértico de las tinieblas.
Huelo en su mortecino embrujo el fatídico enojo. La mala hierba bajo la lluvia. La contrariedad como letra chiquita escrita con aguarrás. ¿Cómo es que aquello era? Sombra llanera.
Intrincado satelital para una suerte de órbita concéntrica sobre mi mismo. Extraño a la Osa Menor y al resto de las estrellas. 


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