Cuba se abre ¿Estamos listos?

Cinco o seis años atrás un joven y activo comerciante en la zona turística me dijo lleno de convicción que el día que Cuba se abriera tendríamos problemas en el Caribe mexicano. Se refirió con mucha precisión a la necesidad de mejorar los servicios turísticos, incrementar la calidad de los productos ofrecidos, capacitar al personal a niveles de competencia internacional, garantizar la estabilidad de los capitales y la seguridad de las personas, ofrecer certidumbre jurídica en las transacciones comerciales y de propiedad, así como cuidar la limpieza y el medio ambiente de los lugares de visita. Los cubanos lo van a hacer, agregaba con agitación en las manos y en las palabras: con su historia y cultura, con su identidad caribeña, con el deseo acumulado de mostrarse, con la música y la fiesta que arman... si no nos preparamos el dinero y los turistas se irán para allá y la vamos a ver negra. 

La advertencia me pareció un tanto exagerada y distante. Cuba siempre ha sido lugar de atracción internacional y a pesar de eso nuestro Caribe, destino turístico, está consolidado. A pesar de Cuba y de otras opciones caribeñas como puede ser, por ejemplo, la muy promovida Punta Cana en República Dominicana.

Pero... suele suceder que el futuro nos alcanza. Las cosas están cambiando rápidamente en la mayor de las islas antillanas.

Hace apenas unos días, el 28 de junio, entro en vigor la Ley 118 como nuevo marco regulatorio para la inversión extranjera en Cuba. Aprobada el 28 de marzo por su Parlamento, esta ley sustituye a la 177 emitida en 1995 cuando el mundo bipolar daba un vuelco con la desaparición de la Unión Soviética. Entonces el gobierno de la isla viró prudente hacia la economía del resto del planeta. Uno de sus importantes resultados ha sido que el auxilio del capital extranjero (principalmente brasileño) permitió la creación en primera etapa del puerto mercante de Mariel, denominada Zona Especial de Desarrollo Económico, como plataforma de zona franca para el vínculo en gran escala hacia el mercado exterior.  

Otros cambios internos se han ido agregando como la ampliación de actividades comerciales para los llamados cuentapropistas, la posibilidad de adquisición por la población de algunos bienes antes restringidos e incluso un poco de más acceso social a las telecomunicaciones y a internet (uno de los más deficientes y costosos del mundo). Por cierto, y aunque no es aún de uso generalizado, diversas fuentes afirman que ya está en actividad la red marítima de fibra óptica tendida desde Venezuela hasta Jamaica y Cuba. 

La nueva ley de inversión extranjera le permitirá a Cuba dar un paso más agresivo: establece facilidades financieras con exenciones fiscales y tributarias para quienes arriesguen sus capitales bajo las modalidades de empresa mixta, contrato de asociación económica internacional o empresa de capital totalmente extranjero. Para ello se priorizan 11 sectores: agricultura, forestal, industria alimentaria, azucarera, sideromecánica, ligera, farmacéutica y biotecnológica, energía y minas, comercio mayorista, turismo, construcción y transporte.  

El gobierno cubano se mueve en el filo de las necesidades económicas y sus prioridades políticas. Para ello flexibiliza sus parámetros ideológicos socialistas y se mueve hacia el pragmatismo. "No importa el color del gato sino que sepa cazar ratones", dijeron los chinos cuando iniciaron su propia y exitosa apertura. Se trata de actualizar el modelo económico pero "no vender el país al exterior", se asegura.

Veremos si los inversionistas confían en las certidumbres que ofrecen las nuevas regulaciones y si creen en la palabra y en la voluntad de las autoridades. Por lo pronto el gobierno antillano afirma que ya estudia los primeros 23 proyectos de inversión procedentes de Francia, España, Italia, Brasil, Rusia, China y Holanda, vinculados con las industrias farmacéutica, biotecnológica, automotriz, pesada, agroindustrial, de embases y embalaje. Parece que el proyecto camina.

Me llama la atención que esta información paso en nuestro país como una nota entre todas, aunque hay que reconocer que el Gobierno Federal está reconstruyendo los vínculos con los países del centro y sur de América -Caribe incluido- después de las tonterías ideologizadas y fuera de toda diplomacia de los gobiernos panistas. México debe prestar hoy atención a esa apertura porque tendrá efectos de índole variada, mismos que pueden llegar, incluso, a los linderos de la seguridad. 

Lo más cercano geográfica y económicamente es el Caribe mexicano. No hay que ponerle mucha imaginación a lo que puede suceder si se mueven los capitales y los viajeros golondrinos. ¿Estamos preparados para lidiar con este desafío? Si aquel amigo tenía razón no habrá que esperar mucho para saberlo. 


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