En agosto sería

(Una breve y bochornosa historia que irá creciendo a pesar de los meses) 

Como buen ignorante orgulloso de su condición creyó poder hacer cualquier cosa. Fue entonces que se atrevió a correr por el carril de la política. Como lavativa. Yo todo lo se, todo lo puedo, espetó con saliva viajera los gritos a su azorada audiencia. Le hablaba a las aspas del ventilador que lentas daban vueltas unidas por alguna gracia divina al techo de la posilga.
Barrilito de pólvora. Ahogado en el pantano del whisky. Decolorado con el blandor de la coca. Soy el infeliz más potable. El criminal soterrado que todos adoran. Hagan a un lado a los insensatos carcamanes inservibles. ¡Es conmigo o no hay vida posible! 
Pasó el mes y los negocios no cuajan. ¿Por qué no iría a protestar por el juego de billar que el cerebro le mata? El que al árbol con frutos secos se arrima...
Toma pocas precauciones para dejar de hacer obvias las evidencias. Desprecia el tablero con elemental inquina. ¿Qué puede estar tanto en juego? Las sobras de la barriga. 

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