Guerrero: preguntas razonables

Estoy de vértigo intestinal con la noticia concreta de cada mañana sobre el caso que estremece al pais: la crueldad, el cinismo, la impunidad, la impúdica falta de ética por las contradicciones flagrantes de las versiones oficiales, auténticos asaltos en despoblado contra la inteligencia. 
El mareo se pasa al poner las cosas en contexto y en perspectiva: el mundo es un campo de batalla. No es para justificar, pero el vértigo es del planeta. Entonces las peculiaridades y particularidades de cada aparente locura se explican. Tienen su lugar en el concierto global.
La particularidad del caso de Iguala, Guerrero, tiene su importancia porque es parte de la locura que nos toca. Corresponde, por lo tanto, hacer valer la duda razonable:
¿Y los muchachos? ¿Donde están los 43 muchachos secuestrados?
Ya cayo el Gobernador como algunas voces exigían. Muy bien. Se politizó el asunto. ¿Eso qué resuelve?
¿Que sigue en la grilla?
Cayo justo cuando la justicia federal reconoce e identifica a los presuntos culpables, que ya lo eran para la voz publica ¿Que impacto tuvo en este reconocimiento la presión ejercida por el sacerdote Solalinde, quien asegura tener testimonio de testigos de que los 43 secuestrados fueron asesinados?
¿Donde están esos culpables?
Si uno no es de la región o es ajeno a la nota publica de los movimientos sociales, lo mas probable es que desconozca en donde esta Ayotzinapa. ¿Por qué los estudiantes, contra su costumbre, fueron a Iguala a votear y conseguir camiones para participar en la marcha del 2 de octubre? La tradición los ubicaba siempre en Chilpancingo.
¿Quién dio la orden, tomo el acuerdo o tuvo la idea de que se trasladaran a Iguala?
¿Por qué una autoridad local, por muy autoritaria que sea, habría de desalojar de las calles a unos jóvenes estudiantes a tiros? La noche del 26 de septiembre en que mataron a 6 con todo y los confundidos.
La misma pregunta se intensifica para el caso de detener a otros 43, secuestrarlos y masacrarlos de la manera más espeluznante. ¿Quién  puede dar la orden, siendo autoridad, de quemar vivas y enterrar a las personas? Sin justificar, el procedimiento se entiende en la pugna de bandas ilegales rivales. Pero, ¿una autoridad establecida? 
¿De ese tamaño es la presunción de impunidad que un gobernante cree tener por sus vínculos con el crimen organizado y la corrupción que genera?
¿O de plano el fugado Presidente Municipal y su primera dama -familia y amigos incluidos- serán los únicos que habrán de cargar con todo el peso de los crímenes sucedidos y muertos que aparezcan?
¿Por que la Procuraduría del Estado de Guerrero dio a conocer que por lo menos 17 de los cuerpos encontrados en algunas de las fosas clandestinas correspondían a jóvenes secuestrados y la PGR lo niega diciendo que ninguno lo es? 
¿No sirven para nada los servicios forenses mexicanos, ni siquiera para poner a los mejores a atender el caso más vibrante del país? ¿Por qué después de haber afirmado lo anterior, ahora dice la PGR que se equivocaron al tomar las muestras del ADN para la identificación de los cadaveres y que lo confirmaran especialistas argentinos? 
¿De quién, entonces, son los más de 20 cuerpos encontrados hasta ahora?
¿Que tanto sabían los gobiernos estatal y federal sobre los niveles de violencia, impunidad y corrupción que estaban sucediendo en la zona?
¿Por que el gobierno federal no intervino y dejo correr los acontecimientos desde los llamados de atención que recibieron el año pasado por los asesinatos de los opositores al presidente municipal de Iguala? ¿Cálculos políticos?
Por cierto: ¿que la pasa a AMLO? Se mete al tema de la peor manera. ¿O me dirán que no es ninguna novedad?

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