Renuncia de Cárdenas y crisis institucional

El Ing. Cuauhtémoc Cárdenas se desmarcó de la cancha involucrada en el problema y se colocó en una posición que eventualmente le permita ser parte de la solución. Así veo su renuncia al PRD. 

La permanencia en el partido no solo le incomodaba sino que ya le estorbaba. Durante mucho tiempo, con molestia manifiesta, dejo correr los hechos que en la carta abierta y en la de renuncia cuestiona como razones para su alejamiento. No son cosas de un día ni de la coyuntura de Iguala. Digamos que había una especie de complicidad por omisión con el paulatino giro político y organizativo del partido. Con la gestación de su crisis. Ahora toma distancia.

Porque lo que si cambia con el estallamiento del malestar social por el caso Iguala y sus agregados, es la condición nacional: crisis de gobierno, en los diferentes niveles, que se perfila como una crisis de Estado; institucional. En ese tenor, su renuncia al PRD no es una decisión tardía, dado que la situación interna del mismo no es lo que importa, sino que responde a las circunstancias específicas de la situación del país.

Estamos frente al escalamiento de la movilización y la crítica contra el gobierno, progresivamente personalizadas y dirigidas contra el Presidente de la República. Los cuestionamientos van desde su incapacidad para contener al crimen organizado y dar estabilidad al país hasta la supuesta enfermedad que lo tendría al borde de la parálisis física; pasando por el conflicto de intereses por la entrega de contratos multimillonarios a sus socios, con la respectiva recepción de prebendas. La consigna, para muchos, es exigirle que renuncie.

Veremos ese llamado intensificarse en los próximos días. Para algunos, como Lopez Obrador, debe renunciar antes del 1 de Diciembre para que se realicen nuevas elecciones presidenciales. Para otros mas embozados, fuego amigo digamos, el interés podría estar en empujar la crisis de gobierno hasta un punto que pueda ser manejable desde el Congreso.

Puede sonar descabellado pero no lo es. Si seguimos la ruta del dinero (como dicen los clásicos) podemos notar la existencia de un fuerte conflicto al nivel de las élites económicas. El gobierno de EPN no parece ser factor para un arreglo porque ha sido el generador del problema. No atina a identificar los puntos de encuentro: un día reclama que hay una campaña de desestabilización (sin señalar a los desestabilizadores) y el otro responsabiliza a los gobiernos municipales como los puntos críticos de la inseguridad y el crimen. Se anuncia un mensaje importante para estos días: cambios en el gabinete, para ampliar las inclusiones, es lo menos que se espera.

Mientras tanto, la gente está en la calle. Cada vez hay mas razones para salir y mas disposición a no amedrentarse a pesar de la represión y las provocaciones. Y eso no necesariamente se controla y se administra desde las esferas de poder. La historia está plagada de desbordes. Veremos

El Ing. Cárdenas plantea algo fundamental en su carta de renuncia: el equilibrio nacional deberá recuperarse con una nueva Constitución. No es un asunto de caudillos y de liderazgos individuales, digo. Y eso implica un nuevo Congreso Constituyente. Impensable alcanzar un acuerdo nacional con el actual Congreso, aunque tenga la facultad legal de nombrar Presidente Interino en caso de que se ocupe, como algunos quieren. Y si no se ocupa, mucho menos. 

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