Un duende

Solo un duende enigmático y mal intencionado pudo recorrer así los túneles y pasadizos de tu torrente sanguíneo. Solo uno. Sembrando surcos de tormentas y acequias de tempestades. Las manos atadas a los vendavales. Suficientemente desconocido por sus niveles de amargura para que todos sepan de que lado macera la iguana que lo contamina. Sus debilidades. El peor de los duendes troncales. Solo uno. 
El hematoma es suculento para el peor de los festines de las moscas y las hormigas. Bajan chorros purulentos e indescifrables que excusan las desveladas anunciando excrecencias mentales. Los mejores inventos se tocan con los dedos tibios por las mañanas. Excusas para desviar la atención de los signos zodiacales: ninguno explica la magnitud, color, tamaño y engaño de las confusiones.
Un duende malvado e impresentable que se ríe sin dientes porque si es en el último tramo es mejor. Mejor de lo que conviene. 

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