Cuba: ¿una amenaza para el Caribe?

Hace apenas unos días, en la clausura de la XIII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), realizada en la Habana, el Primer Ministro de la Mancomunidad de Dominica expresó la opinión compartida por los países asistentes al encuentro: "Los países del Caribe continuaremos nuestra cruzada para que el gobierno de Estados Unidos levante el bloque económico, financiero y comercial contra Cuba".

Mientras tanto, el diario New York Times en sorprendentes entregas difundidas durante varias semanas se manifestó insistentemente en el mismo sentido: terminar con la política del bloqueo que resultaba inútil para los Estados Unidos y restablecer relaciones con la isla. 

El ambiente en la opinión pública se estaba preparando: hoy se sabe que, al más alto nivel y con la mediación principal de Canadá y el Vaticano, los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos mantenían conversaciones privadas con el fin de darse algunas concesiones mutuas encaminadas a restablecer relaciones diplomáticas. Este 17 de diciembre se ha hecho público ese acuerdo: un éxito de la diplomacia, sin duda, con un inusual control de la discreción a prueba de fugas.

Muchas y diversas reacciones, explicaciones y proyecciones habremos de ver en los próximos días y semanas. Notoriamente los beneficiados hasta ahora por el conflicto manifiestan su enojo por estos acuerdos y se disponen a dinamitarlos en el Congreso de Estados Unidos y en donde puedan, pero es un hecho que la dinámica general de los acontecimientos evolucionan en un rumbo definido: la apertura económica de Cuba.

Son reverberaciones en la isla antillana de una larga ola expansiva que se inició con la desaparición de la Unión Soviética. El soporte de Venezuela y su renta petrolera vino después. Hoy el precio internacional del crudo está consistentemente a la baja, producto de una sobreoferta en el mercado de la cual los Estados Unidos no son ajenos. 

Es de esperar que el desbloqueo y sus efectos económicos no lleguen de un día para otro, pero al abrirse el tránsito de norteamericanos a la isla y que a la vez puedan efectuar sus pagos con sus tarjetas de crédito (incluir ese punto específico en el acuerdo dado a conocer no es nada casual) tendrá impacto más o menos rápido en el incremento del turismo, uno de los rubros donde los cubanos están poniendo especial atención. 

¿Es esto una amenaza competitiva para los llamados paraisos del Caribe? Aunque algunos analistas ya se apresuran a afirmar que estos son los paises más preocupados por el anuncio que se acaba de dar, depende...

Es de esperar que en el corto plazo se presente un impacto psicológico y de atracción favorables para Cuba, tanto entre potenciales inversionistas como en paseantes deseosos de romper la barrera. Sus primeros límites estarán en la reacción que tenga la estructura turística intrenacional y en la capacidad de la propia isla para captarla: infraestructura, seguridad, servicios, etc., y si logran sostenerlos y ampliarlos de acuerdo a la evolución de la demanda. Como bien dicen los especialistas en el tema, proyectar la imágen de seguridad y certidumbre manda. Desde que el proceso de apertura cubana ha sido muy visible hemos mantenido la opinión de que su impacto en la región será grande

La gran interrogante estárá entre los grandes magnates de la industria turística. Saber si dará Cuba las certezas necesarias para las inversiones a largo plazo y si tendrá la disposición para acoger o no los fuertes capitales que abundan en el sector pero de los que se habla en voz baja y no se grita. 

¿Qué tiene el Caribe cubano que no tengan los demás? Que es Cuba. Y como dicen los que saben: la marca pesa. 

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