Los muertos que necesitamos

En los días recientes en que los mexicanos salían a las calles a protestar por la desaparición de 43 estudiantes más la muerte de otros tres, en un lugar de Pakistán un grupo de talibanes rociaron de plomo, fuego y sangre a una escuela dejando 145 muertos de los cuales más de 100 eran estudiantes. Sin remordimientos. Mientras, en Medio Oriente los musulmanes se desquitan cada vez que pueden de los israelíes a quienes acusan de atacar a la población civil de manera indiscriminada. Y viceversa.
En los Estados Unidos policías blancos le dan candela a ciudadanos negros sin aparente causa justificada y la justicia se comporta dispareja: la gente afro y parte de los demás se molestan y salen a la calle. Y así... para no tratar de hacer el recuento de los muertos que dejan a su paso las violencias diarias de América Latina. Particularmente le toca a Centroamérica estar de competencia. 

En México, durante los años 2006-12, los medios televisivos practicaron el macabro deporte de colocar en sus noticieros tablas numéricas con el conteo de los muertos acumulados en el país a causa de algo que se llamaba "Guerra contra las drogas". Nada causó escándalo: ni los muertos ni que los exhibieran. Meras estadísticas: al cabo que era bronca "entre ellos" . Al final se contabilizaron decenas de miles. Y sigue y sigue... nada más que ya no se lleva la cuenta en voz alta: que si migrantes en San Fernando, que si fosas por todos lados en Guerrero, que si cientas otras en Durango, que si los pueblos de Coahuila, que si... súmele un reguero todos los días.

Lejos de mi interés llevar la contabilidad, hacer una queja o convertir la barbarie en virtud. Insistiré que este espacio no es para la crónica del absurdo en el mundo, no es un noticiero, sería cosa de nunca acabar, sino para la del surrealismo mío. Tampoco es para el recuerdo obvio (sigue siendo obvio) de que nacemos para morir. Es sólo que no podemos olvidar que a algunos les entra la prisa por despejar el panorama acelerando masivamente el ciclo de los otros. Y alguna motivación tienen. Unos contra los otros, pues: el motor de la historia.

Así el mundo: cerca de 40 de las 100 fotografías que CBS News escogió para representar los sucesos más importantes en el planeta durante 2014 tienen que ver con el tema de la violencia, la corrupción y la confrontación. Por algo es. Y eso que en su repaso América Latina de plano no existe, como tampoco y algunas partes de Asia (China por ejemplo). Se cuecen aparte. La excepción es una de México: violenta claro está.

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Cuando don Jesus me dijo que las guerras y las muertes humanas masivas eran necesarias para asegurar el equilibrio demográfico del planeta yo solamente era un muchacho inquieto y revolucionado de la cabeza. Pagano, por cierto, y a pesar de ello me pareció un sacrilegio su comentario: ningún país tiene el derecho de mandar al matadero a sus chicos; menos ensartarlos con las bayonetas, mucho menos cuando sabemos que los únicos beneficiados son los patriarcas de las oligarquías. En ese entonces andaríamos pisando estos lugares alrededor de 4 mil millones de terrícolas.

Platicábamos de las dos guerras mundiales, de las revoluciones viejas y de las que estaban en curso, de la masacre del 68 y de otras maldades militares alrededor del mundo, como la agonía de la guerra de Vietnam que ya cocía el animo de los jóvenes gringos vueltos unos hippies que nosotros medio emulábamos y a los que mi interlocutor aborrecía. Paz y amor, don Jesus, la violencia es una basura.

Ahora somos mas de 7 mil millones y don Jesus ya no cuenta. No estoy seguro de haber entendido lo que quiso decirme, aunque a veces creo que si. Quiero creerlo para tratar de darle sentido a muchas de las cosas y hechos que pasan. 
El equilibrio demográfico, si... ¿Si? ¿Me pondré a sospechar que las epidemias que arrazan con pueblos jodidos son premeditadas?

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