...se me perdió la cadenita

Debió haber sido aquella una sociedad totalmente cínica y desvergonzada. Eso es lo que no quisieron contar las abuelas que ya están enterradas. O tal ves era sólo totalmente valemadrista: por desidia, falta de preparación o por estar ocupada en cosas más importantes en la vida.
Pero lo que era la comunicación... es decir, la comunicación pública mediante los medios dedicados a ello, era un ceremonial para bailar zapateado en un chiquero vestidos de gala. 
Debió ser aquella la expresión más acabada de la melancolía de las espantasuegras. Un acantilado de cabezas vacías con las copas medio llenas. Como esta: rebuzna el Mayor y los mercaderes festejan. Cerdos que rebuznan. Miserias que festejan. 
Mi'ja, ¿te ofrecen el hueso y ladras? ¡A la hoguera!
La tal comunicación, que es en veras la manipulación de la información pública, ha devenido en la madre de todas las cadenas. Eslabones idiotas marchantes con sueños de cenizas.
Así era aquella. 
Se mezclan los tiempos y las conjugaciones. 
¿O es esta?

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