El can surtidor

¿Como tomar las riendas de un risco empinado si el lustre de un lustro ensordecedor te ha puesto en el camino equivocado?

Caminando derechito por la soga bien estirada: si se afloja te tambaleas; si se suelta te matas.

Mienten los bastidores detrás de las escenas. Lo que se ve no se juzga, solo se susurran al oído despierto las apariencias que no a todos engañan. Basta con desatascar las poleas para que los engranes ajusten al mecanismo del reloj. La sección de sociales se envenena con un chorro de horchata. Los saldos de alcoba seran discretos crímenes de guerra. Donde la Madam manda.

Se dirá que es hipocresía aunque no todo es cuestión de lujuria: un tanto de simulación mientras la compasión se encadena. El tal tanto no tiene medida; puede surtirse en raciones de media cucharada hasta que la saturación desbarate la espuma. La mala sangre no se intoxica: ya viene preparada.

Si el perro del vigía de la puerta te mea ponle sonrisa: el agua caliente es muy cara en estos días.

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