La fría derrota de la izquierda

Un experimentado observador internacionalista, extranjero que vivió muchos años entre nosotros, pregunta: '¿Que festeja la izquierda en México? Veo los resultados de la elección y aprecio una aplastante derrota. Todos juntos no obtuvieron ni un tercio de los votos. ¡Sigo sin entenderlos!'. De botepronto la única respuesta honrosa que se me ocurre es confirmarle que seguimos siendo el país surrealista de siempre. La silenciosa carita feliz que recibo me hace patente su resignación compasiva.

Trato de ver los datos con su mirada fría: en efecto, con los datos brutos del PREP se aprecia que los votos sumados del PRD y Morena alcanzan el 19%, resultado promedio del primero en otras elecciones intermedias. Es decir, lo mismo repartido entre dos. La ruptura fue literal: cada quien se quedo con su parte, casi por mitad. (Dato al margen: AMLO se fue del PRD creyendo llevarse al grueso del electorado, dejando un cascarón vacío). Si se agregan los votos del PT y Movimiento Ciudadano obtenemos que, juntos, los partidos alguna vez aliados en un polo conocido genéricamente como 'la izquierda' suman en total el 28% de los sufragios. Ni siquiera un tercio del resultado. Tiene razón el observador a distancia: eso es una derrota numérica y política.

En las mesas cafeteras previas a la elección, para el PRD la expectativa pesimista era del 15%. Para Morena lo mismo, y eso si les iba mal: iban a inaugurarse partiendo la plaza. Ni uno ni otro aportó el extra. Quedaron en una ecuación de suma cero.

En términos cuantitativos con el PT y Movimiento Ciudadano sucede algo similar: menos del 9% entre los dos, aunque aquí con el crecimiento notable del segundo y la caída al borde de desaparecer del primero.

Suma cero: la izquierda electoral en conjunto ni pa'tras, ni pa'lante. Lo cual puede ser entendido como una derrota, no solo por los números absolutos, sino también si se considera a esta elección como la medida (o mas aun como la plataforma) para quien quiera gobernar al país a partir del 2018.

¿Que festejan, entonces?

¿Que festeja Morena? Que no consiguio ni siquiera un décimo del electorado; que se quedo a la mitad de sus propios cálculos, pero que con eso le bastó para raspar al PRD en la capital del país, bastión en desgaste de las izquierdas. Manoteo por la casa; pleito de familia.

¿Que festeja el PRD? Que recupero Michoacán, el bastión histórico del cardenismo; algo así como la gubernatura que le toca... (tiene que entregar el lastimado Guerrero). Festeja también que le aplico la misma medicina a Morena en Tabasco, el supuesto bastión del pejismo. Manoteo por la casa; pleito de familia.

Festeja Movimiento Ciudadano su crecimiento electoral general y la obtención del gobierno de Guadalajara. De consolidarse de manera legítima su esquema de puertas abiertas a candidaturas ciudadanas pudiera gestarse aquí un nuevo polo atractivo para el electorado, anque por ahora no ha logrado atraer significativamente a la recelosa franja abstencionista. Dependerá del manejo que haga la dirigencia partidista pero sobre todo del comportamiento y resultados que den los legisladores y gobernantes que llegan al poder con sus siglas. 

Mientras, en la otra parte de la cancha, el PRI por si solo recibió el 29% de los votos, superando a toda 'la izquierda' junta. Adicionados el Verde y Nueva Alianza, sus brazos mutantes, alcanzan el 40. Mayoría simple y holgada pueden conseguir con los 21 puntos del PAN (también derrotado en sus expectativas), su rival electoral pero socio histórico de causas en las correrías legislativas privatizadores y neoliberales. 

Así, poniéndonos maniqueos y simplificando, podemos decir que en estas elecciones legislativas intermedias los partidos de derechas se impusieron a las izquierdas 2 a 1 y sobrado. 

¿Cual es, pues, la perspectiva electoral nacional de las izquierdas? La cuesta esta muy empinada. El resultado las obliga a replantear y renovar su oferta hacia el electorado. Así como están no convencen mas que a su voto histórico; a la clientela segura. Si con eso se conforman, pues ya esta: seguirán disputándosela entre unos y otros mientras exista. Si acaso, en el 2018 tendrían que apostar, nuevamente, por un golpe de carisma. Pero eso es lo que ahora se enreda. El entramado político, legal y de intereses es mucho más complejo como para pretender la suma simple en torno a un candidato-caudillo.

Si las izquierdas no logran escalar la pendiente, la fría derrota de los números pudiera ser también de legitimidad y hasta moral. Lo estaremos revisando. 

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