PRI-Verde, hacia el binomio perfecto

Hoy, hablar electoralmente del PRI o del Partido Verde es decir prácticamente lo mismo. Toma forma un peculiar binomio electoral que se ha ido constituyendo en el tiempo hasta dar la apariencia de ser el mismo cuerpo con dos cabezas. Una mancuerna que ha ido adaptando y aceitando un eficaz funcionamiento basado en la ingeniería electoral, los estudios de mercado, abundante publicidad y el propio mercadeo -con disposición de inagotables recursos- para aprovechar las reglas del pluripartidismo en cuanto a la distribución del voto, de los financiamientos públicos y de los cargos en disputa.  Eso es lo que muestran los resultados de las recientes elecciones, no solamente por los números, sino por la forma como la prepararon, abordaro y ejecutaron. Hasta los medios dan por únicos, en paquete común, los resultados obtenidos por ambos, ya sea en alianza, candidatura común o por separado. 

La relación parasitaria del Verde respecto del PRI se ha ido transformando de tal manera que la simbiosis se integra en la medida que el primero crece, dando pie a una interdependencia de necesidad mutua. Cada vez mas comparten proyecto, metas e instrumentos tras la mano guía de ese otro binomio de intereses político-económicos materializado en lo que podemos llamar salinismo-negocios. 

Dicho con una frase de uso: dos caras de una misma moneda. Pertenecer a uno u a otro es indistinto. En su origen difieren, desde luego, -el PRI viene de lejos y complejo-, pero cada vez mas los herederos directos de este ocupan espacios de conducción, representación y candidaturas en el Verde. Aportan parte de su nueva generación, la experiencia acumulada y los apoyos de los aparatos de gobierno que controlan.

Del otro lado, del Verde, los recursos, el instrumental y parte del personal los pone o los moldea ese ente rector del poder fáctico que genéricamente se dice "las televisoras", aunque es bien sabido que se trata de un entramado de negocios mucho mas complejo conformado en varios ramos de la economía. 

No se trata de las tradicionales alianzas electorales o legislativas de ocasión que el PRI ha usado o necesitado tanto para legitimarse como para obtener objetivos políticos que no tendría solo, a partir de que dejó de ser cuasi partido único: los acuerdos con el PAN o el Pacto por México en el que se agregó al PRD, por ejemplo. Tampoco es el uso de un apéndice de comparsa amputable al estilo PARM o PPS de otros tiempos. Son otras las circunstancias. 

Es algo más complejo. En esa comercialización de votos, puestos de poder, apoyos, personal, etc., en la que el Verde se va haciendo 'mas grande y caro' esta surgiendo un ente político distinto a sus partes creadoras. El pretendido nuevo instrumento bicefalico de poder. Ya hoy ha conseguido por si solo la mayoría simple en la Cámara de Diputados federal para la próxima legislatura. 

Más allá de la mimetizacion es simbiosis. Pero no significa que tengan que constituirse en uno solo partido político. Es innecesario mientras se mantenga vigente su sustrato fundamental: las actuales reglas electorales y la participación ciudadana minoritaria. Les basta con poner las dos caras. El punto en común son los intereses y los negocios.  

Bipartidismo sui generis. Posible binomio perfecto. Eje político rector para mantener el pacto de impunidad. 

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