Divergencias políticas por la doble ciudadanía en el Caribe

POR DAVID KROEKER-MAUS 
El mes pasado, la Oficina Nacional de lo Contencioso Electoral de Haití emitió una decisión que conmocionó a la clase política del país: la actual primera dama, Sophia Martelly, no es elegible para disputar un escaño en el Senado en las elecciones de este año. La primera dama, que nació en Nueva York, no pudo demostrar que había renunciado a su ciudadanía estadounidense y esto le descalifica para la búsqueda de cargos de elección popular en Haití.
Aunque el alto perfil de la interesada atrajo mayor atención, la señora Martelly está lejos de ser el primer aspirante político Caribe para quienes un segundo pasaporte se convirtió en un lastre político. De hecho ni siquiera es la primera en su familia: su marido, el presidente Michel Martelly fue objeto de una intervención del Senado que investiga si había obtenido alguna vez un pasaporte estadounidense.
Haití es el más reciente país del Caribe en experimentar un drama político en torno a la doble nacionalidad. A continuación se muestra una revisión de las recientes controversias y debates políticos en torno a la capacidad de los ciudadanos duales para ocupar cargos políticos de todo el Caribe.
Información General
Restricciones a la capacidad de los funcionarios electos para mantener la doble nacionalidad varían en todo el Caribe. En un extremo están Suriname y Cuba, que ni siquiera reconoce la doble ciudadanía para algunos de sus ciudadanos. Del mismo modo, las Bahamas no permite que cualquier persona mayor de 21 años pueda mantener la doble nacionalidad. En el otro extremo del espectro se encuentra en Barbados donde el primer ministro anterior, David Thompson, nació en el Reino Unido y nunca tuvo que entregar su pasaporte británico. El resto de los países del Caribe caen en algún punto intermedio en cuanto a las limitantes, al menos oficiales, para la participación política de los ciudadanos duales.

El año pasado en St. Vicente y las Granadinas el senador Camilo Gonsalves, quien también es ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior y Tecnología de la Información del país, se vio obligado a emitir una carta abierta en respuesta a los rumores de que aún tenía la doble nacionalidad, lo cual lo descalificaría para ser Senador. Gonsalves anunció que había renunciado a su ciudadanía estadounidense antes de su nombramiento, pero insistió en que aunque se que no lo hubiera hecho no estaría inhabilitado para servir. Gonsalves nació en los EE.UU., pero se crió en SVG y, de hecho, es hijo del actual presidente Ralph Gonsalves.
En Dominica, el Primer Ministro Roosevelt Skerrit fue llevado a los tribunales por la oposición política que alegó que su doble nacionalidad con Francia violaba el código electoral del país. En 2012 el Tribunal Supremo dictaminó que Skeritt no había buscado activamente la ciudadanía francesa (que obtuvo por su madre originaria de Guadalupe) y por lo tanto no fue descalificado; una decisión que fue confirmada en 2013 por el Tribunal Supremo de Apelación del Caribe Oriental. Un caso similar fue interpuesto contra el ministro de Educación, Peter St Jean, con el mismo resultado.
Mientras tanto, en el período previo a las elecciones en Trinidad y Tobago de este año, el Movimiento Nacional Popular, de oposición, retira a Ken Dalchand de su lista de candidatos a causa de su pasaporte estadounidense. Los partidos políticos en T&T están muy atentos para descartar a personas con doble ciudadanía, desde que un caso judicial en 2001 llevó a que dos diputados en esa condición fueran despojados de sus escaños.
Jamaica vivió hace apenas unos años una serie de controversias que llevaron a que siete diputados se vieran forzados a renunciar a sus asientos . A los diputados desbancados se les permitió volver a competir por sus antiguos puestos sólo si renunciaban a sus segundos ciudadanías.
En Belice, un intento por modificar la Constitución para permitir la doble ciudadanía en la participación electoral fue derrotado en 2010 pero el problema persiste y ha resurgido ya que el primer ministro Dean Barrow ha sugerido una nueva enmienda con varias modificaciones que podrían aceptarse en el futuro.
Curiosamente, algunos territorios británicos de ultramar son más permisivos de la participación política de los ciudadanos duales que muchas naciones soberanas de la Commonwealth. Por ejemplo, en 2013, la Gran Corte de las Islas Caimán rechazó una petición contra Tara Ríos , Ministro de Educación y Empleo del territorio, que también es ciudadano estadounidense. El tribunal dictaminó que, dado que Ríos tenía derecho a la ciudadanía estadounidense al nacer, no había jurado lealtad a una potencia extranjera, a pesar de que voluntariamente renovó su pasaporte estadounidense.
Matemáticas simple
Aunque los países del Caribe no están solos en la restricción de doble ciudadanía para ejercer cargos de elección (Alemania, por ejemplo, no reconoce la doble nacionalidad, y Australia no permite doble ciudadanía en el Parlamento), estas leyes tienen un efecto mucho más pronunciado en el Caribe por una simple razón:
Para los pequeños países con diásporas comparativamente grandes, en relación con la población total, las restricciones contra los ciudadanos duales impactan en un porcentaje mucho mayor. Las cifras del Banco Mundial para Surinam y Jamaica ponen el índice "de emigrantes como porcentaje de la población" en  39% y 36,1% respectivamente. Para los países más pequeños del Caribe la proporción de emigrantes que viven en el extranjero es a menudo más alta todavía: Para Grenada es 65,5% .
Contrasta con Egipto -otro país que prohíbe ciudadanos duales en la política- donde el porcentaje es sólo el 4,4% .
Aunque no todos los emigrantes del Caribe obtendrán un segundo pasaporte del país donde residen, muchos lo harán, lo que significa que una parte importante de la ciudadanía se separa de manera efectiva de la vida política del país.
La cuestión se complica aún más en algunos países por la ambigüedad de las leyes electorales. Muchos países del Caribe tienen determinaciones en sus constituciones que prohíben la participación de personas que deben "lealtad, obediencia o adhesión" a un gobierno extranjero. Sin embargo, como los casos anteriores demuestran, estos términos pueden ser, y de hecho se han interpretado, de diferentes maneras por diferentes tribunales.
Hasta que se aclaren bien las leyes -para definir exactamente lo que significa "lealtad, obediencia o adhesión" al extranjero- o bien se reforman para permitir que personas con doble ciudadanía puedan participar en las elecciones, parece cierto que esta cuestión seguirá provocando dramas políticos en más países del Caribe.
Original en inglés de Antillean Media Group 

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