Sargazo en el Caribe, ¿llego para quedarse?

Tibia y discreta ha sido la mención de los medios locales sobre la invasión abrumadora y persistente en las playas del Caribe por parte de las macro algas marinas conocidas como sargazo (sargassum). Recién un diario dio a conocer que los hoteleros en Quintana Roo estarían en proyecto de reunirse (sin precisar fecha) para ponerse de acuerdo sobre la manera de atender la situación que en algunos casos toma tintes de emergencia. Otro periódico impreso, en breve nota, mencionó que dicha reunión estaría siendo promovida por las autoridades para reclamar a los hoteleros de playa el incumplimiento de su compromiso de retirar el sargazo. Por otro lado, me topo con la página web de AVAAZ.org -dedicada a la recolección de firmas electrónicas para apoyar alguna causa especifica- con la petición al público para firmar una solicitud al gobierno federal con el fin de que apoye "la recolección de las toneladas de sargazo que llegan a las costas de Q. Roo" por la afectación que esta teniendo para la actividad de los servicios turísticos.

El hecho es que el sargazo esta inundando la zona costera del caribe mexicano en cantidades nunca antes vistas y en lugares que anteriormente no era encontrado. La solución parecería estar en intensificar y sistematizar las tareas de limpieza. Sin embargo, hay que revisar el fenómeno en su manifestación global. Según un reportaje realizado por la periodista Melissa Gaskill, publicado recientemente en la revista norteamericana Newsweek, el "Sargazo esta arruinando las playas de Texas a Tobago". Es decir, buena parte de la zona costera del Atlántico norte, del Golfo de México, del Caribe continental y, desde luego, de las islas antillanas. Una verdadera invasión global a lo largo y ancho de todo el Gran Caribe.

Hay que empezar por recordar que en el corazón del Atlántico tenemos al Mar de los Sargazos, causante de tantas historias fascinantes y tragedias de navegación desde la época de la colonia. Sin embargo, la explicación de la invasión actual que proponen los científicos y que recoge el reportaje es poco menos que sorprendente: la deforestación del Amazonas en Brasil, debido al calentamiento global, estaría arrastrando hacia el océano cantidades extraordinarias de nutrientes ricos en nitrógeno y fósforo, estimulando la producción exorbitante de sargazo que se reproduce muy fácilmente por partición. Las corrientes marinas dominantes se encargan del resto: arrastran el sargazo enriquecido y los nutrientes. 

Es decir, estamos frente a un fenómeno natural que va más allá de una coyuntura temporal y de la explicación local. 

Varios centros de investigación están trabajando sobre el tema, entre ellos la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Florida; La Universidad de Texas A&M en Galveston; el Laboratorio de Investigación de las Costas del Golfo perteneciente a la Universidad del Sur de Mississippi y la NASA. En un simposio realizado en abril pasado se dio a conocer el Sistema de Asesoramiento Temprano sobre Sargazo (SEAS por sus siglas en inglés) que consiste en una aplicación que combina imágenes de satélite con los datos al momento de las corrientes acuáticas y los vientos, para predecir donde y cuando es más probable que arriben los grandes matorrales de sargazo a las costas.

Es decir, nos están diciendo que lo mas que se puede hacer ahora es advertir sobre la invasión masiva de las algas para que cada lugar se prepare a reaccionar de acuerdo a sus posibilidades: retirarlo de las playas, concentrarlo en algún lugar, convertirlo en dunas donde se necesiten, procesarlo si acaso (se utiliza en la elaboración de fertilizantes) o esperar a su descomposición natural. ¿Incinerarlo? 

Parece que ha surgido un nuevo reto de difícil solución -y tal vez costoso- para la actividad turística en las playas caribeñas porque, además, una advertencia de ese tipo de invasión costera, ante los ojos del turismo potencial, puede tener consecuencias inhibitorias.




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