Y tu... también

Va de vuelta. Hagamos los mismo repetido una vez mas hasta que el vasito de horchata se de por enterado que derrama.
Como que tu haces tu propia fiesta de disfraces de lo que aparentemente nadie sabe ni se da cuenta en esa feria de luces cegadoras que saben a autoengaño y como que yo estaba volteando para el otro lado. Sobrevivir es como caer de espaldas en la paja aunque este mojada. Mientras el hueso no se quiebre y el músculo se expanda.
Llena la vasija. Contrasta el contrato innecesario con lo que tiene que ser así porque no puede ser de otra manera. Ni quien se atreva a oponerse. Que nadie se atreva. ¿Habrás alguna vez intentado detener al poder de la naturaleza?
Todo me lo dijo cínico y atolondrado un pajarito que no tiene rubor ni vergüenza. Traía un tufo de adiós apresurado. ¿Cómo es que se llama? ¡Ah! Si, ya lo recuerdo, malahierba, como si realmente tuviera aroma. Pero no lo tiene. No te creas. Ahí mejor búscale tu lo perdido. Lo tendrás escondido en alguna caja. Porque de lo perdido, dice el drama universal de los desvaríos, lo que aparezca.
El desafío se pone en la sombra con capacidades diversas. El que mas aguanta mientras se necesita. Se necesita por falta de destreza. Voltea... ¿ves algo detrás de la puerta?
La nota descalifica. Retrata. Filma. Se fija en la memoria. Nada puede contra el pasado y su costumbre. Tranquiliza morbosa la conciencia. Tuya es la guillotina. Úsala, tiene sistema automático de autoservicio.
Dale pues, sin oponer resistencia. Nadie esta obligado a lo imposible. ¿Conoces esa fuerza?
Que de resistencia se trata para sacar del naufragio -esta visto, comprobado, dicho y repetido- al que mas aguanta. 

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