Los Tigres no irán a las urnas

Lo voy a decir antes de que se defina la Serie del Rey, para que el comentario no se diluya entre los autoelogios que vendrán si los Tigres de Quintana Roo ganan: cualquier uso político que se le quiera dar al resultado deportivo es deleznable; absurdo. Inaceptable aunque el gobierno sea uno de los principales patrocinadores.

¿Si obtienen el campeonato de la Liga Mexicana será el gran éxito del gobierno? ¿Y si pierden? ¿Simbolizará el fracaso del sexenio? A mi parecer ni uno ni otro, pero desde el poder se juega peligrosamente con esos manejos. Más aún, en torno a la "garra felina" se placea tendenciosamente a los precandidatos oficiales-oficialistas, algunos con la pinta de no haber bateado jamás ni siquiera una recta flojita. ¿Que sabe de béisbol quien solo lo ve como merca de votos? A ver si entienden la jugada ante un repentino cambio de señales.

Los Tigres tienen 60 años. Nacieron en la Ciudad de México hasta ser tradición en el béisbol nacional. Son inmigrantes al Caribe, como la mayoría, y poco a poco,gracias a sus resultados, se van convirtiendo en uno de los símbolos de identidad local muy popular: la gente -las familias-, sin importar su origen, se ponen la camiseta, se apasionan, acuden al estadio y echan porras con vehemencia. Qué ironía, ¿no? ¿O alguien piensa que eso se debe a las políticas públicas?

Ningún jugador Tigre (que yo sepa) es originario de la localidad, como ya sucede en el fútbol femenil y varonil. Aún no. Es un proceso por venir y esperemos que no tarde. Cabe entonces preguntar: ¿que se esta haciendo desde los gobiernos para promover y estimular en serio a los talentos beisboleros infantiles y juveniles para que alcancen los más altos niveles? No lo se. Esa si es tarea. Lo pregunto con interés porque si el resto del Caribe es semillero, ¿por qué el nuestro no?

Como los otros deportes profesionales el béisbol paso de ser eso, un deporte, para convertirse en un espectáculo. Ya lo cuestionaban los cronistas por lo menos desde los años cincuenta. Espectáculo que tornó esencialmente en negocio; cosa que se entiende en las economías que todo lo mercantilizan. Pero de eso a pretender utilizarlo impunemente como una pieza política tiene sus bemoles. Casos frustrados abundan: puede ser una pifia de bote peligroso que le pegue en la cara a quien lo intenta.

Mientras, digamos para hoy: ¡Vamos Tigres! 

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