Carlos Joaquín es EL candidato

No se si es ingenuidad o incidía: varios comentaristas, opinólogos, reseñistas y plumasprontas se preguntan por qué la oposición no presenta pre-precandidatos a la gubernatura (excepción de Morena, la cual achacan a la mano sucia del gobernador) cuando el PRI va en caballo desbocado placeando a los suyos hasta con un "indeseable". Tienen la respuesta pero no la dicen: la oposición va a jugar con la agenda del PRI, el cual para este proceso se robo las luces, el escenario, las tramoyas y las bambalinas. 

No habiendo posibilidades de un frente unitario opositor ni de algún líder o aventurero carismático que los unifique, la expectativa de los partidos esta puesta en una eventual ruptura del tricolor: como sea que venga; fractura declarada y abierta o soterrada y bajo el agua. 

Los visores escudriñan en tratar de adivinar que sucederá con Carlos Joaquin quien apenas se mueve y ya tiende a acaparar notas periodísticas y cuchicheos cafeteros. De no ser el candidato del PRI ¿se decidirá?; varios partidos lo quieren, juntos o por separado. En caso de que si sea, esperarían que el gobernador Borge y sus aliados le hagan la malhora de incitar votos "descontentos" para cacharlos. La crónica urbana asegura que Morena se puso el primero de la fila con el guante enfundado en la izquierda. De paso sea dicho: hay partidos pragmáticos-ambidiestros dispuestos a cachar de un lado o del otro. Lo que el PRI les aviente. Por ello la oposición no da nombres: tan simple como eso. 

Hago, entonces, mi apuesta... 

El enfoque tiene que ser a la inversa: observar que deciden hacer el gobernador y sus aliados: ya sea disciplinarse a la decisión central, la que abominan, la que venga "de afuera" o declararse en rebeldía contra ella. La rebeldía puede ir desde imponer localmente en el PRI a su candidato sin atender a la opinión central, hasta tratar de copar, disminuir y desfondar electoralmente si les ponen al que no quieren.

Carlos Joaquín es EL candidato. Estaría palomeado por la cúpula nacional priista, Presidente incluído. Por lo tanto, será candidato. Por cual vía es en este momento impredecible, casi irrelevante, aunque en un ejercicio de escenarios se pueden dilucidar las opciones. La variable eje depende, insisto, de cómo se comporte la élite que controla el poder local, no al reves. Las cartas ya están abiertas; las quieren tirar de la mesa. 

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