Partidos, caudillos y ciudadanos

Ser 'ciudadano' es lo de hoy en la política nacional. 'Ciudadanizarla' es la moda. Ciudadanos somos todos pero, en el imaginario colectivo, el uso corriente del término está significando la esperanza frente al creciente malestar social con los partidos políticos. 

"Ciudadanos si, partidos no" se dice con insistencia creciente, derivando en la inclinación práctica para apoyar a candidatos independientes y rechazar a los propuestos por los partidos. Así, en un razonamiento lineal, candidato independiente sería igual a candidato ciudadano, lo cual no necesariamente es lo mismo. 

Más aún, en proyección el planteamiento sugiere sustituir al sistema de gobierno y representación política basado en partidos por algo amorfo e indeterminado cuyo eje serian individuos 'independientes' surgidos de aquí y de allá, sin importar quiénes son, que intereses representan o de dónde vienen: un empresario carismático y bravucón aquí, un redentor idealista acá, un caudillo autoritario más allá o un activista social bien intencionado en alguna parte. En ese contexto ha surgido un nuevo caudillo: la exagerada emoción mediática por la emergencia del Bronco regiomontano alimenta el discurso anti partidos y no está permitiendo reflexionar sobre este aspecto. 

Por ciudadanizar la política deberá entenderse la ocupación, el abordaje, por parte de representantes directos de la sociedad organizada, propuestos por los ciudadanos, de los diferentes espacios de la vida pública: desde las candidaturas a cargos de elección de los partidos políticos, el control de las listas, hasta los espacios formales de gobierno y decisión. Recuperar para la colectividad las instituciones a los burócratas que las tienen secuestradas en beneficio personal o de grupo faccioso. Instrumentos como la iniciativa ciudadana, la rendición de cuentas, el plebiscito, el referéndum y la revocación de mandato son concomitantes con esta idea.

Frente a la mediática experiencia individualista y personalizada del Bronco, -en la que poca atención publica se presta a su origen, al equipo de trabajo con que habrá de gobernar y a la composición del Congreso local que será su contraparte-, contrasta el simultáneo fenómeno electoral jalisciense mucho más ciudadanizado, en el sentido general aquí expuesto: grupos sociales organizados lograron conquistar mediante las siglas de un partido, Movimiento Ciudadano, el gobierno de la capital del país y otros municipios importantes así como una destacada y significativa representación en los Congresos, tanto federal como local. Los hechos dirán cual dinámica responde mejor a las expectativas de la ciudadanía. Observemos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre el dinosaurio camaleón

México ante la necesidad de un Nuevo Orden Mundial

No hubo “corcholatas”