Show balín

Es lo que está haciendo el PRD al presentarse algunos de sus dirigentes estatales en el Malecón Tajamar de Cancún para jalonearse con los policías y hacer como que brincan las vallas que impiden el paso hacia el área de maniobras y preparación de obras. Para la foto. Muy enojados aparentan estar repentinamente con el 'ecocidio' que viene perpetrándose desde años hace. Puro show para pescar entre incautos simpatías electorales. Se les nota en el rostro la falta de convicción.

Tratan de subirse a la ola de las demostraciones ciudadanas en contra de la continuación de proyectos de desarrollo inmobiliario que fueron aprobados e iniciados desde administraciones municipales anteriores, algunas de las cuales fueron encabezadas por el mismo partido. ¿O es acaso que la  infraestructura urbana que dio origen al malecón era solo para tener calles y vías de acceso y poder contemplar islas de manglar, caminando, en patines, en bicicleta o en auto? ¿Y sobre ese principio del 'ecocidio' quien dijo algo entonces? ¿En qué parte del presupuesto estaban? Los que bien saben, callan.

La preparación de ese espacio sobre los manglares fue realizada desde hace varios años, física y comercialmente. Era más que sabido que se crearon las condiciones legales para que en algún momento se procediera a la construcción, por particulares, de las obras que tengan autorizadas. El momento llegó y solo ahora surgen reacciones ciudadanas para tratar de impedir lo que de origen se dejó nacer y crecer.

Pero, a la vez, parece un hecho irremediable la torpeza de las autoridades que no se toman la molestia de prevenir y preparar a la opinión pública sobre este paso. Acostumbrados a imponer la ley como si fuera su voluntad, así como ésta en nombre de la ley, se fueron de frente sin decir 'agua va'. Lo que pudieron publicitar como un gran acontecimiento para la siguiente fase de desarrollo de la ciudad lo dejaron crecer como un conflicto. Desde hace algunos meses tuvieron las señales claras de que un sector activo y organizado de ciudadanos iba a protestar. Entre su abulia y autoritarismo deben estar calculando que serán protestas minoritarias que más temprano que tarde se disolverán. Pero escogieron dar el paso justo en la temporada previa a las elecciones, cargada de tensión por las definiciones en los partidos, lo cual seguramente hará la situación más complicada de lo que, acaso, tienen previsto.

Un visitante que haya estado en la ciudad por última vez en los primeros años del siglo y que regresa hoy se sorprende sobremanera con la vista de altas torres habitacionales que algún día le dijeron que aquí jamás existirían, centros comerciales, hoteles y demás instalaciones de acero y concreto donde antes era manglar y más manglar. La pregunta que se hace es inmediata: ¿y ahora de qué se quejan?

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