Aliados desafectos
El monstrito de dos
cabezas en que se ha convertido la alianza PRI-Verde tiene claras tendencias
antropófagas. El equilibrio inestable sobre el que han montado su maridaje
llevará, tarde o temprano, a que una termine por destruir y eventualmente
devorar a la otra. Evidencias van surgiendo aquí y allá en diferentes puntos
del país.
Quintana Roo hará su
aporte a esa sorda desaveniencia en las próximas elecciones. Ni todos los
clientes verdes -cautivos con las despensas- apoyarán necesariamente a los
candidatos del PRI, incluido el aspirante a Gobernador, ni todos los priístas
tienen ganas de dar su respaldo a los candidatos del verde, incluido el que
quiere gobernar Cancún. Pronóstico reservado.
Pero no son los
únicos con tormentosas relaciones de amor-odio. El PAN y el PRD han tejido una
larga manta de acuerdos electorales en diversos rincones del país, haciendo
coincidir en el punto medio del pragmatismo más vulgar los extremos que se
supondrían irreconciliables. En esta ocasión quintanarroense se les agrega en
alianza una importante franja priísta que viene arrastrada por su candidato a
Gobernador, pero acostumbrada a contar con el respaldo oficioso y, por tanto,
al incuestionable lineazo vertical de la autoridad. Tan corporativos y
clientelares en el terreno unos como otros. ¿Llamarán todos y cada parte a
votar parejito por sus candidatos aliados? Lo dudo.
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