Destape desabrido

Apegado a la máxima de rescatar lo que se pueda después de lo perdido, el PRI pretende sacar fortaleza de su crisis interna. Echó a la mala la carta con la que mantendría la gobernatura sin esfuerzo y se le empino la cuesta. El grupo en control prefirió apostar al 100% de nada por no asegurar un buen porcentaje de lo que tiene.

Falto de creatividad recurre a viejas maneras: quiso hacer del retrasado "destape" de su candidato a gobernador una supuesta expectativa mediática. Como si la ciudadanía (que cada vez es más eso, ciudadania) estuviera a la espera de un nombre para irse a "la cargada" con quien irremediablemente habrá de gobernar.

Se equivoca. Forzó la ruptura interna con modos propios del autoritarismo insensible y con ello le otorgo a la oposición (que andaba muy, pero muy, 'bocabajeada') la oportunidad de encabezar una alternancia partidaria que hasta hace poco era impensable. Lo mismo ha sucedido en la mayor parte de los cambios en otros estados. Parece que a Quintana Roo le llegó la hora. 

La expectativa social si existe pero está en otro lado y se ha puesto en marcha de manera distinta: cautelosa, creciente y contra el candidato del PRI, por castigo a su gobierno. El que sea. El show del destape tardío no le servirá de gran cosa. La atmósfera huele a cambio. El daño está hecho y el PRI se lo hizo solo. 


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